domingo, 24 de abril de 2011

Chavo Jones. La Palma.

Lo siguiente está basado en hechos reales. Solo se ha cambiado las locaciones por motivos de seguridad al quebrantarse algunos usos de suelo de los lugares a explorar.

Joaco nos llegó con el comentario de un tipo llamado Ramón, quien en su área de trabajo en el monte vio en el transcurso de un par de años una lumbre por 4 ocasiones. Sobre ese comentario otro compañero de el también la había visto.

Sabemos que la lumbre se produce por los gases generados por los metales preciosos. Existe una discrepancia al respecto, ya que se menciona que la lumbre debe de ser azulada. Muchos la describen amarilla. Lo cierto es, que la lumbre debe de tener un color entre azul y verde para lo que indica que es oro. Información va y viene al respecto. Se dice que cuando la lumbre es Clara es Plata lo que contiene el punto, pero nunca se ha escuchado de gente que vea lumbre blanca. También se dice que cuando es lumbre café es madera enterrada. Lo anterior y aunado que también se dice que cuando es blanca es que contiene huesos. Por así decirlo es estúpido, ya que tampoco existen indicios de ese tipo de lumbres en los panteones. Independiente del color el hecho de ver una lumbre cualesquiera que fuese y sin ningún sentido es factible para que haya algo enterrado. Puede ser un engaño de los espíritus, pero de ese tema ya entrare de lleno más delante ya que también y es el colmo, también existen discrepancias al respecto.

Después de estudiar un poco el caso decidimos ir al punto en compañía de Ramón. Un señor aparentemente de algunos 55 años. Al punto lo denominamos La Palma ya que se encontraba al lado de una Palma. Esto, en medio del monte en un terreno que no daré su ubicación por lo mencionado al principio de este relato.

En el trayecto íbamos yo, Joaco, Juan Hipnosis, Ramón, así como Pepito y Miro. Era un día para mi pesado. Sábado. Había dormido solo un par de horas debido a que agarre el pedo el día anterior. No tenía muchas ganas de asistir pero la aventura me llamaba. El trayecto se me hizo algo pesado por lo mismo. Compramos para el refrigerio o más bien por el frio –que era una excusa ya que ese día no hacia demasiado – una botella de vodka. Para ello tardamos demasiado en localizar a Ramón. Cuando lo contactamos estaba en compañía de unos camaradas de trabajo y ya venía algo entrado en cheve.

La realidad es de que para esos trotes se debe de estar al 100 y en todos los sentidos para percibir todo el entorno y analizar los pros y contras que se nos avecinan. Solo Miro no estaba tomando, todos los demás nos hicimos de algunas bebidas en el trayecto. Incluyendo Ramón que mezclo cerveza con Vodka.

Estábamos por llegar al lugar y la gente estaba muy motivada. Yo somnoliento. Me preguntaron que por qué tan callado y que por que no hablaba. La realidad es que lo que se decía en la camioneta ya se había dicho muchas veces anteriormente y no había nada que agregar. Que si el punto X, que si una teoría, que si otra, que la historia, etc.

Llegamos al lugar y para presentarnos con los lugareños se bajó de la camioneta Juan Hipnosis y Ramón. Había una obscuridad circundante muy pesada. Apenas se podía ver bien a unos 30 metros.

Ya estaba abajo yo y Joaquín y solo faltaba Miro y Pepito que seguían discutiendo.

Pepito.- Aquí esta con madre por que casi no pasa gente y esta oscuro y puedes estar a gusto en el punto.

Miro en tono molesto le menciona a Pepito.

Miro.- Siiiii Pepe, pero cuando ya conocemos el punto. ¿Así como chingados lo vas a encontrar?

Yo y Joaco no nos aguantamos la risa.

Veíamos rumbo a donde se habían desaparecido Juan Hipnosis y Ramón. Joaco agarro una piedra y no me podía aguantar la risa. Tuve que decirle a Pepito que me había echado un pedo. Después, Joaco aventó la piedra enfrente de todos a unos 15 metros.

Pepito.- Oyyy! ¿Si escucharon?

Chavo.- Aventaron una piedra guey, cállense.

No me aguantaba la risa pero me pude contener. A lo lejos los tres menos yo pudieron notar como un tipo corría hacia donde se habían ido Ramón y Juan Hipnosis. Sorprendidos esperaron el llamado de Juan. Poco tiempo nos llamó y nos arrimamos con los lugareños. Intercambiamos opiniones sobre el tema. A punto de partir hacia el punto Pepe ya adentrado en el tema les confeso a todos inclusive a los lugareños que nos habían aventado una piedra donde habíamos dejado la camioneta. Solo nos miramos Joaco y yo algo apenados porque ya estábamos induciendo a Pepe en las sugestiones. Error en ese tipo de aventuras.

CONTINUARA…