miércoles, 31 de agosto de 2011

Marcados por la ciudad.

En términos sociales aplica para cualquier mortal, sobre todo por los acontecimientos violentos y la paranoia colectiva generada por los medios. Este post no habla de ese tipo de gente, sino de aquellos que por algún trauma se marcaron de por vida debido a acontecimientos que quizás nunca sepamos, y a la cual por lo general a nadie le interesa.

No aplica a los pordioseros. Aquellos que deambulan en determinada zona de la ciudad son como los perros callejeros, quienes se adaptan a cierta zona debido a la abundante comida o agua, incluyendo el confort de alguna plaza o jardín.

Hablo de aquellos a quienes la ciudad se los comió y que son parte de ella como cualquier edificio histórico o lugar que conozcamos. A diferencia de los edificios, ellos por lo general pasan desapercibidos, ya que son personas que a simple vista son comunes por lo general.

Hace unas semanas puse en el Facebook del Blog la nota sobre un tipo que saluda y les desea el bien a las personas. En aquella ocasión había dado la dirección mal, hoy corrobore que estaba en Reforma y Guerrero, no en Reforma y Juárez como había mencionado.

Hoy pase por el lugar y antes de ello me quede pensando si la vez anterior no había sido un Deja Vu o una clarividencia de la primera ocasión que lo había notado. Cuando llegue a dicha esquina no estaba. Fue cuando doble por Reforma y caminando rumbo a Juárez que lo vi sentado y se me quedo viendo. Me dijo “Buenos días, que tenga un excelente día y que le vaya muy bien hoy” Solo atine a decirle “gracias”.

No se si solo sea los sábados o todos los días que el tipo haga eso, pero se nota claramente que existe un problema mental en su persona. Generado quizás por un trauma en la misma zona, siempre que paso por el lugar que ya ha sido en tres ocasiones, el señor le habla a cualquier persona con tanta amabilidad.

No es el mismo fenómeno del tipo que saluda a todos los que bajan de Juárez en Guadalupe hacia el parque Pipo por la diagonal, ese tipo es un vendedor de ropa vaquera y es distinguido por ello, estando al 100% en sus cávales haciendo ello una costumbre de Rancho, como cuando pasas por un pueblo y todos te avientan un saludo, aquí es distinto, aquí el tipo escoge ese lugar por algo que le debió de haber pasado.

Algo quizás como al boxeador de Félix U. Gómez. Quien por tres décadas se ha aventado innumerable cantidad de Rounds a lo largo de la avenida, desde la colonia Azteca hasta Ruiz Cortinez. Recuerdo que desde niño lo conocí y antes era más aventado. El hombre invisible con quien peleaba le daba duro y este le echaba madres. Era una pelea al tu por tu que no sabes quien ganara. Al pasar los años, el hombre invisible tal parece que lo ha dominado, ya que pelea no es con el ímpetu de antes, inclusive ya no dice palabras obscenas solo se limita a pelear.

Antes el boxeador de Félix U. Gómez solo se dedicaba con ahínco a pelear, la gente quien no lo conocía le daba propina pero este nunca las tomaba, era una pelea por el orgullo contra el hombre invisible. Al pasar las décadas, ha aceptado el dinero de la gente pero no hace por bajarse nunca del camellón. Hoy en día se le ve poco, quizás por que se mantiene mucho en el gimnasio entrenando.

Según la historia, el tipo fue un boxeador profesional, debido a los golpes sufridos quedo tocado de la mente y ahora pelea contra el hombre invisible, quizás mismo quien le causo ese trauma. Una cosa si es clara, no falta mucho para que el hombre invisible lo venza, ha sido una gran cantidad de Rounds y nunca sabremos el veredicto de los jueces, lo que si sabemos es que dio la pelea de su vida sin una “Diane” que lo apoyase en las gradas. Seguro estoy que lo vieron mas personas pelear físicamente que al mismo Chávez, por ser una avenida concurrida.

Este post esta dedicado a ese tipo de personas, quienes fueron marcados por la ciudad y quienes unos simples mortales como los del Sabino y los del Casino Royal, seguramente nunca los tomaron en cuenta o los identificaron en sus vidas, como tu, quien te guías por lo que los medios te dicen que ver, y no que sentir.