Con dirección al Noreste se encuentra el camino que conduce al “Potrero del Cercado” llamado así por ser un pequeño valle rodeado de montañas y que son parte del mismo Cerro del Fraile, al cual se llega a través de un angosto cañón y con sobrada razón se le llama “La Boca del potrero”
En el asiento de este pequeño Valle, por razón natural la tierra es cultivable, por lo que mi abuelo Cornelio y su hermano Ignacio, mayor que él, hicieron de estas tierras dos temporales, ya que un arroyo parte en dos el predio de cultivo; de esta forma un temporal se sitúa frente al otro, donde sembraban maíz, frijol y semillas de invierno. En el área que constituye el Potrero esta al oriente el Cerro de la Mesa, cubierta en mayos parte por grandes pinos y diferentes clases de encinos, más otros árboles que producen madera aprovechable, por esta razón es un área boscosa, donde además hay pequeños manantiales de agua que mantienen la flora de estas partes visiblemente fértiles comparando con el resto que es más árido pero que siempre ha producido abundante pasto para el ganado.
Por aquellas épocas siempre existía la amenaza de los indios que de vez en cuando pasaban por estas partes como había sucedido en anteriores ocasiones en que asaltaron pequeños pueblos, rancherías, majadas, donde robaron y mataron; además algunos niños se los llevaban, esto con la idea de hacer más grande su clan. Cuando las autoridades destacaban si presencia, hacían sonar las campanas de la iglesia y así reunían al pueblo para combatirlos o alejarlos, pero siempre había la amenaza y el temor a los indios.
Por esta razón, los campesinos se hacían acompañar de dos o tres para salir al campo y así trabajar con más seguridad.
