sábado, 17 de septiembre de 2011

Marcados por la ciudad 2.


Me subí al 213 en Ébanos. Iba tranquilamente en la parte de atrás disfrutando del clima de la unidad cuando se sube la familia marcada.

Estaba compuesta por el padre, la madre y el hijo. Este ultimo estaba ya peludito, de entre 25 y 30 años, voz ronca que denotaba constante chupe y exceso de cigarro. La madre era una mujer bajita que opinaba de todo pero no se le alcanzaba a escuchar por lo general lo que decía, además de que nunca la tomaban en cuenta. El padre era un tipo el cual había perdido a su hijo desde que este era un infante, daba a entender que el de las riendas era su hijo.

Se pasa el hijo al subir el camión y la madre, incluso ya hasta estaban sentados cuando el padre les grita “¡He! ¿Tienen dinero?” Madre e hijo se quedan viendo y el padre sonriendo los ve esperando una respuesta. Nadie tenía un centavo para pagar el pasaje.

Sin saber que hacer el chofer les insiste en que tienen que pagar ya que cruzaron las barras. Los tres entre nervios y “corajes mutuos según ellos” deciden bajarse del camión para conseguir dinero.

El hijo va a su casa que queda a unas 4 viviendas para atrás de donde esta el camión. Padre y madre se dirigen hacia adelante y llegan a la tiendita mas cercana supongo yo a pedir prestado. Mientras tanto el chofis sigue esperando.

Pasando 2 minutos todos llegan al mismo tiempo y suben al camión y empiezan a discutir. Que si tu la traes que si yo, que si congelados etc.

Madre e hijo llegan a sus asientos hasta atrás y el padre al lado del chofer les habla “¡He! Faltaron 10 pesos”

El hijo se hace el indignado. No encuentra donde esconderse y le dice a su padre que viene a medio camino de la unidad que no le pagara al chofis. Es parte del nerviosismo y de la vergüenza y termina por sacar uno de 50 pesos.

Los tres empiezan a discutir la situación. Al avanzar noto que en un 7 Eleven están unos guardias de valores llenando un cajero. También noto un camión cargado con hielo cuando el hijo menciona “Son ellos están descargando” El padre repite lo mismo y pienso que quizás conocen a los tipos del camión de hielos.

En el cruce de Republica y Sendero empiezan a ver por las ventanillas. El hijo les dice que si y ellos que no. No se ponen de acuerdo y el padre se dirige con el chofer. Al no obtener respuesta va conmigo y pensando que me dirá una pregunta basada en una dirección, me sale con una buscando un banco Afirme. Le conteste que en la zona no tenia idea.

Al dar vuelta el colectivo para agarrar Sendero el hijo se para de su asiento. “Miren ahí esta vamos a bajarnos”

Padre y Madre se niegan diciéndole que ese banco no es. En parte si tenían razón, era un Santander y no Afirme.

El hijo discute con el Padre ya que siempre pensó que ese era el banco que buscaban y no el Afirme. Con coraje le reclama que se ponga de acuerdo que banco buscaran. Pasando Arturo B. de la Garza el padre señala al hijo que al fondo, en el primer semáforo hay uno, pero que mas seguro irán a Universidad específicamente por donde esta Soriana.

Yo pensaba en el día sábado, no cualquier sucursal abre. Así que atento estaba viendo cuales eran sus reacciones.

Se bajaron del colectivo en Soriana con la mirada perdida en el horizonte buscando un Afirme sin mucho dinero para el camión de regreso, el Afirme que buscaban era la Sucursal Anáhuac, pero estaba ubicada sobre Barragán y no en Universidad. No me quise bajar del camión para ver cual hubiese sido las reacciones de la familia marcada. Solo me imagine al hijo gritando siendo sometido por los soldados o federales y al padre moviéndose para un lado y otro mirando el suelo, sin faltar a la mujer balbuceando sin sentido…

Habían sido marcados por la ciudad.