Mientras decidía que hacer en una noche de ebriedad, fue la indiferencia o el ajuste con el destino lo que me marcaron 50 centavos de peso.
Se me nublo la situación al regresarme a casa que no me medí y gaste en una caguamas que no necesitaba. Pensé que habría dejado feria para el taxi y el colectivo de regreso.
Justamente tenía $27.50. Si tuviese suerte el taxi me cobraría 20 pesos, pero me cobro 25. Si me hubiese cobrado 20 pesos como quiera me faltarían 50 centavos para el colectivo.
Me sobraron 2.50. A la mañana siguiente opte por llamar por teléfono de un público a un compañero de trabajo para que pasara por mí a la casa. Me faltaron 50 centavos para concretar la llamada de 3 pesos.
Me dirigí al trabajo a pie. Fueron 40 minutos de caminata. Afortunadamente no me agarro la lluvia.
Ya estando en el trabajo, en la primer venta del día, surgieron 47 pesos, solo tenía de cambio 2.50. Fe faltaron ahora .50 centavos para el cambio de $50.
No puedo asimilar que cuando decides una cosa como quedarte a dormir en la oficina y que ya lo das por hecho, contra todo decides dormir en tu casa y el destino te cambia todo. Es en ese tipo de situaciones donde mi vida corre peligro, cuando no le hago caso a mi mente el destino me modifica todo.