viernes, 16 de diciembre de 2011

Pueblo Embrujado. La llegada.


Los riachuelos se veían verdes por los ácidos de las minas. Muy poca fauna a los alrededores. Una que otra ave de rapiña por el camino devoraba algún animal muerto. El sol picante del norte de Sonora me daba un aire espectral ante los pocos detalles de vida en las inmediaciones.

Por la solitaria carretera entre las montañas de pronto se abrió la entrada al pequeño pueblo. Moderno como los típicos pueblos de los estados unidos. Nacozari de García se encuentra a pocas horas de la ciudad de Hermosillo. Pueblo creado a raíz de sus minas de Cobre y Oro a sus alrededores.

Origen de la historia de la maquina 501, donde Jesús García Corona salvo al Pueblo de su desaparición al sacar la maquina con urgencia debido a que uno de sus vagones se encontraba incendiado a causa de las chispas de la caldera de la locomotora. El tren transportaba dinamita para las Minas y la explosión era inminente. Solo un hombre con valentía se arriesgó a salvar al pueblo sacando el tren a 7 kilómetros fuera de la zona poblada, ese hombre era el maquinista Jesús García, quien en su honor se le nombro a Nacozari desde entonces como “Nacozari de García” Tal fue su valentía que hoy en día muchas calles en México y escuelas públicas llevan por nombre “Héroe de Nacozari”. Los hechos ocurrieron un 7 de noviembre de 1907 y hasta la fecha, el 7 de noviembre se celebra el día del ferrocarrilero en México.

Ese era el pueblo que se divisaba en aquella solitaria carretera. Para mi quien recién lo conocía se me hacía mágico, todo un motor poblacional rugir por el funcionamiento de las Minas, su historia, su belleza. Nunca pensaría que para mí se tratase de un Pueblo Embrujado.

Mi visita al pueblo era estrictamente de negocios. Ejecutaba un proyecto para la extracción de chatarra en una de las Minas cercanas. Establecí mi lugar de operaciones en un Motel en las inmediaciones de la cabecera y me avoque a buscar un hogar debido a que el proyecto podría extenderse un año.

Parte del inicio del proyecto era presentarme con los Jefes de almacén y de ingeniería para establecer los procedimientos a seguir. Al segundo día de mi llegada, fui en compañía de mi contacto y de mi chofer Miguel Coronado al almacén de una de las Minas. Para llegar al lugar pasamos por tres puntos de revisión, los primeros dos estaban a una distancia de por lo menos un par de kilómetros, el tercer punto a solo unos pocos cientos de metros. 

El almacén incluía una enorme bodega además de un gran patio donde se guardaba la maquinaria pesada. Dentro de las instalaciones había un complejo pequeño de oficinas las cuales pareciesen una casa. Típica construcción en serie de las casas de la zona ya que quien las construía era la propia Minera. Estaba formada por 3 cuartos. Uno grande del tamaño de la mitad de la construcción y dos aparte que conformaban la otra mitad.

Al llegar estacionamos la camioneta enfrente de las oficinas, la cual tenía dos puertas de acceso. Una nos daba de frente y otra de costado que daba a las dos cuartos juntos. Nuestro contacto se bajó y entro por la puerta de costado para entrevistarse con el Ingeniero encargado. Yo y Miguel solo nos avocamos a esperar. Vimos los alrededores desde la camioneta ya estando abajo y nos llamó la atención una hermosa chica quien se encontraba laborando con la puerta abierta de la oficina grande. La puerta que nos quedaba a nuestra vista.

Era mediodía y el sol picante de Sonora e intenso me obstruía mi mirada a poder apreciar el rostro de la chica quien se encontraba a la sombra y nosotros bajo el sol. De tez blanca y lindo cuerpo, vestía pantalón y una chaqueta de mezclilla. Ambos la vimos pero no dijimos palabra alguna de su bella silueta.

De rato ya con el contacto y con el Ingeniero en el patio platicando sobre nuestros asuntos se nos acercó el guardia del gran Almacén. Nos preguntó que donde estaba la chica que venía con nosotros a lo que le mencionamos que veníamos solos, que solo éramos tres. El Guardia ya de edad avanzada nos refutaba que veníamos con una chica vestida de mezclilla la cual vio pasar por en medio del patio. Le mencione que se trataba de la secretaria del Ingeniero a lo cual me contesto que nadie trabajaba en el almacén ese día, que solo el Ingeniero y que además, el no tenía secretaria.

Nos sorprendimos, y le comprobamos que veníamos solos y que cotejara el hecho con las otras dos casetas de vigilancia a lo cual se negó y nos dio su razón. No era la primera vez.

Nos empezó a contar historias parecidas al respecto. Salimos del lugar ya arreglado nuestros asuntos y dejamos a nuestro contacto en su domicilio. Miguel y yo nos dirigimos a un restaurant y mientras esperábamos nuestra orden Miguel me preguntaba incrédulo.

-         Oye. ¿Habrá sido cierto lo de la muchacha?
-     Mira, a mí me vale madre lo de la vieja. Cuando llegamos estacionamos la camioneta y jamás la movimos ¿Cierto? Ok, ya que nos fuimos la puerta de donde vimos trabajar a la vieja ya no estaba, había puro ladrillo, solo estaba la que no teníamos a la vista, donde entro aquel pelado.
-       Ah cierto! Ya sentía algo raro cuando nos fuimos. Mira, (Miguel se ve uno de los brazos) hasta se me puso la piel chinita. Hasta ahorita.