miércoles, 5 de octubre de 2011
Chavo Jones. Muerte inesperada.
Una unidad de transporte de personal recorría la Avenida Miguel Alemán con pasaje cuando de pronto tubo un pequeño percance con otra unidad. El percance no fue la gran cosa. Un pequeño alcance. Pero el incidente repercutió de algunos heridos sobre todo en la nuca por el freno inesperado y el pequeño golpe. Una persona quien iba en los primeros asientos cayó muerto siendo fulminado por un infarto debido a la impresión.
Lo anterior es verdad. Como todo lo que se dice en Crónicas de Un Regio. Lo aclaro por que quisiera ligar esta historia con el incidente que les quiero platicar. Resulta que me hice de oficina de un camión de esa empresa. No sé si se trataba de ese camión o uno que había chocado y en el cual había habido 4 muertos, u otro en el que el operador se infarto.
La verdad es que no se cual es de los tres y no tengo el registro de los números económicos. Lo raro es y tampoco no investigue, el hecho de que la empresa ya no había utilizado más la unidad la cual no tenía motor pero estaba en perfecto estado. Por las condiciones descarto el de los 4 muertos y el del chofer infartado, y me quedo con el del pequeño golpe ya que no era de consideración como la unidad que me llego.
Total, la unidad me llego para desmantelarla, en aquellos años trabajaba para una chatarrera y no tenia oficina y es por ello que pedí la autorización para quedármela y usarla como tal. Lo acondicione poniéndole un refrigerador, unos asientos, un escritorio, televisión y hasta play station. La oficina era un confort para las condiciones en las que me encontraba, una chatarrera casi en medio de la nada. Eso, hasta que mi maldita capacidad de percibir espectros se me activo.
Primero sentía las miradas. Volteaba y nadie. Tampoco veía sombras, solo era ese sentimiento de que alguien estaba conmigo.
Había días en que me quedaba noche y todo normal. Bajaba de la unidad y por X causa salía al patio. Al regresar y ver el camión con la luz interior prendida me daba un sentimiento de que alguien estaba arriba. Siendo así, prefería quedarme debajo de la unidad en medio de la oscuridad que subir a ella.
Eran los inicios, cada vez se acrecentaban hasta convertirse en situaciones físicas.
Un día de invierno, estando dentro de la oficina percibí la presencia enfrente mío. El miraba hacia una de las ventanas casi al lado de la puerta trasera. Voltie y mire una pelusa a lo largo del tubo negro de la puerta. Era una especia de neblina en el interior del camión. Miraba otro tubo igual y no se veía el fenómeno. Eso lo hacía para cerciorarme que no me estuviese fallando la vista.
Llego el verano y las situaciones se habían acrecentado. La más impactante para mí fue en una ocasión que caminaba por los pasillos del jardín rumbo al camión. Llegue al frente donde no tenía el motor y desde ahí se podía ver todo el pasillo. Al momento de llegar ahí escuche que corrieron dentro del camión dirigiéndose hacia atrás. Mire el pasillo y todavía alcance a ver cuando los pasos se alejaban. Eso me impacto y siendo alrededor de las 4 de la tarde no volví a subir en ese día al camión.
Los vecinos se encontraban limpiando su terreno. Se escuchaban las voces a lo lejos y los niños jugar. Yo estaba un poco somnoliento y me recosté en uno de los asientos. De almohada use un costal de croquetas de los perros y mientras escuchaba a los niños jugar a lo lejos ya a punto de dormir me estrujaron el costal de croquetas. El sonido fuerte del cartón del costal me levanto mirando hacia atrás no viendo absolutamente nada.
Se estaba acrecentando la actividad cada día más y se estaba volviendo personal. Me cambie de trabajo y al paso del tiempo desmantelaron la unidad. He estado caminando por esos pasillos donde estaba el camión y no se siente absolutamente nada. El muertito termino fundiéndose en los hornos de lo que era HYLSA.