Los sucesos se daban de muy variada forma. Una de ellas ligada con los vehículos de la zona. En la Av. Paseo de la Amistad se encontraba un tracto camión, mismo de un vecino que habitaba en lo andadores. Amaneció y el Tracto había golpeado al carro que estaba estacionado frente a él.
Al amanecer. La discusión entre los vecinos se dio. La parte afectada peleaba con razón el daño, pensando que el vecino del Tracto se había estacionado mal y por ende había provocado el golpe. El dueño del tracto camión por su parte alegaba que alguien lo había movido y aseguraba que quizás lo hubiesen querido robar. Eso lo contradecía, ya que las ventanas del tracto estaban por completo integras y no había seña de que se habían metido a la unidad.
El asunto se les hizo raro a ambas partes al no ver el sentido de la situación y arreglaron el golpe con el seguro.
Días después llego un vecino que se encontraba alcoholizado. Estaciono su coche en el Andador Concordia y se retiro a su casa en el 4to. Andador De la Paz. La chaviza estaba echando cheve en la plaza y vio la acción cuando se retiro. Solo pasaron unos minutos cuando se percataron que el carro se había movido a lo mucho un metro.
No hicieron mucho caso al suceso, solo se abocaron a ir a casa del vecino a avisarle de lo sucedido para que le pusiera bien los cambios.
El señor algo extrañado fue al carro y en compañía de la chaviza les decía que era imposible ya que los había puesto bien. Llegaron al carro y los cambios estaban bien puestos, además de las puertas y ventanas bien cerradas. Mientras veían el interior, el carro se movió un tanto más.
Se miraron los unos a los otros sorprendidos y casi al instante se echaron a correr. El dueño del carro cuando llego a su casa ya se le había pasado lo alcoholizado por el susto.
