Nos contactaron con sigilo.
Para desgracia o fortuna de él, Pepito era el contacto. Se trataba de una
quinta en el Casco de García. La persona que nos contacto por más que obvias
razones me reservo su nombre, que de hecho, por lo general va a García de incognito.
Juanito no tardo en pegarle a
la mamada y me presento como el brujo del grupo. Mi pero y conocimientos en el
tema en general no tanto en brujería me daba cierta presencia que el contacto
se fue con esa idea. Siempre habría que tener la malicia de pegarle al Indiana
Jones por una manera decirlo, sacar las curas.
Entramos a la Quinta de noche
solo para inspeccionarla con los aparatos. Vimos dentro del hogar varios
puntos. Se sentía un silencio tenso mientras hacíamos nuestras pruebas. Fue la
coincidencia del contacto con sus experiencias paranormales que coincidió la tecnología
con sus vivencias. Ello le daba seriedad a nuestro contacto hacia nosotros.
Pero eso no significaba que destruiríamos su sala y cocina para lograr el
objetivo.
Solo íbamos Pepito y yo. Le
pregunte al contacto la actitud de su perro, ya que le mencionaba, era vital en
el análisis del entorno. Nos menciono que nunca entraba a la Quinta. Siempre se
mantenía en la puerta principal día y noche. Eso me llamo la atención de que
algo sucedía dentro de la Quinta, tanto en el área de los Nogales como de zona que
se usaba como pista de baile. Realmente había mucho terreno para esparcimiento
del perro, no era una casa pequeña. Con los roedores comunes lo mas razonable
es que se entretuviese en el patio, pero nunca lo hacia.
Lo salude con buena cara como comúnmente
lo hago con las personas, hasta le hable de guey para que me agarrara
confianza. Se mostro muy gustoso de nuestra presencia. En compañía de el
trataba que agarrara confianza y me acompañara a la parte de atrás de la
quinta, pero por mas que le insistía el perro se negaba. De hecho dejaba de
mover su rabo al ver hacia el fondo. Con ello me decía que estaba sumamente asustado
de lo que veía en la parte de atrás de la quinta.
Me fui solo y en medio de la
oscuridad cerré los ojos. No pude sentir nada, pero cuando los habría sentía una
fuerte presencia en las paredes que conducían a los vecinos, como si alguien me
estuviese observando. Sabia que estaban abandonados esos terrenos y que no había
gente en ellos, pero ese sentimiento se me daba muy común y realmente le hacia
mucho caso.
Dimos con varios puntos. De
hecho el contacto nuevamente nos lo oculto y posteriormente nos dijo lo que había
pasado en esos puntos, como la lumbre que algún día vio. En posteriores visitas
se nos unió Misa, quien apenas se hacia experto en el uso del Péndulo.
Determino la parte central de la pista de Baile la cual le provoco un escalofrió
que se lo transmitió a Pepito. Realmente a los escalofríos yo no les hacia
mucho caso, no era mas que un miedo exacerbado de lo que estaban practicando.
El contacto le llamo a un
conocido de el quien es Chaman de la alta escuela, originario de Cuba. Analizaría
posteriormente la foto que le mandaba por teléfono de la zona donde Misa había concluido
de una presencia.
Ya cuando acordamos retirarnos
yo era el ultimo en salir de la zona de los Nogales cuando a un costado de la
casa escuche un golpe. Volteo y no había nada. Era por demás razonable que no querían
que nos fuéramos. Analizando la situación se dio por sentado que un túnel pasaba
por debajo de la misma, de los que se hicieron en la época de la revolución.
Nos despedimos y sentí un poco
de lastima por el perro del contacto. Me despedí de él acariciándole la cabeza
esperando que no tuviese una noche muy pesada.
Ahí sigue la Quinta, esperando
al grupo para su próxima expedición a lo desconocido. Pronto habrá mas detalles
al respecto.