Pocas veces los regios pueden darse el lujo de hacer turismo de Guerra. En Sinaloa el turismo de guerra te manda a las mansiones de los capos y los lugares de balaceras, eso en monterrey sería muy común. Pero aquí me sentí como turista de guerra al visitar un campo de exterminio de malitos, o lo que fue de él.
Ya había sido desmantelado por los militares y del tonel para cocinar cuerpos ya no quedo nada. Había en un arroyo cercano unas piedras acomodadas sistemáticamente, como que ahí los desechos del tonel fueron tirados pero no me quise aventurar a ver.
De todo el entorno solo una camisa ensangrentada y a lo lejos una vaca con su becerro mirando la escena.
Que cosas.