martes, 2 de diciembre de 2014

La Batalla de Icamole. 20 de mayo de 1876.

La historia del conflicto nos remonta a 1871, Jerónimo Treviño renuncio a su elección como Gobernador de Nuevo León para pronunciarse a favor de la Revolución de la Noria. Dicha Revolución, se debió al pronunciamiento de Porfirio Díaz redactado en la Hacienda de su propiedad, “La Noria”. En ella se mencionaba respetar la Constitución del 57 y la exigencia mayor libertad electoral, ello debido, a que en las elecciones de julio de ese año, Benito Juárez se reeligió en la Presidencia en la que sumaba ya 13 años en el poder. Debido a las connotaciones fraudulentas de las elecciones, Díaz exigía su renuncia el 8 de noviembre con el Plan de la Noria, uniéndosele muchos mexicanos que estaban en contra de Benito Juárez.

A su momento, Juárez desconoció al Gobierno de Nuevo León de Genaro Garza García, quien llego al cargo al unirse a las armas de Díaz, el General Treviño, héroe de la Guerra de Reforma y de la Segunda Intervención Francesa.

Al morir Juárez por problemas cardiacos, el Plan de la Noria se desecha lográndose una amnistía para los sublevados, ya que no había ninguna causa a seguir, debido a que según la ley, su sucesor seria el Presidente de la Suprema Corte que en ese tiempo era Sebastián Lerdo de Tejada.

Tejada planeaba reelegirse, por lo cual Díaz el 10 de enero del 76 se proclama con el Plan de Tuxtepec, redactado en el pueblo de Ojitlan, Oaxaca, mismo que pertenecía al distrito político de Tuxtepec.

El Plan desconocía la Presidencia de Lerdo de Tejada. Para el 21 de marzo, Díaz se encontraba preparando el movimiento cruzando la frontera, reformado el Plan, en Palo Blanco Tamaulipas; donde además de que se exigía la renuncia de Lerdo de Tejada, se admitían las Leyes de la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma, pero se suprimiría al Senado, además de proclamar el principio de “No reelección”.

Para ese entonces, el General Jerónimo Treviño se unió a la causa de Díaz nuevamente, como sucedió en el Plan de la Noria.

Desde la frontera, Díaz comenzó a hacerse de armamento con contrabandistas americanos, especialmente miembros de las fuerzas armadas de aquel país. También, fue su pluma la mejor arma en su momento, al redactar infinidad de cartas esparcidas a lo largo del país para hacerse de más adeptos a la causa.

Díaz para el 2 de abril toma Matamoros comenzando así su Revolución. Lo hace junto con uno de sus adeptos quien también lo secundo en el Plan de la Noria, el General Manuel González. Mismo que como Treviño, también había participado en la Guerra de Reforma, la segunda intervención francesa y otros conflictos importantes.

El 11 de abril llega apoyo Federal a Saltillo, procedente de San Luis, debido a que un grupo de rebeldes comandados por Víctor Berlanga, quien había participado como Capitán durante la Intervención Francesa, se alzaron en armas en Arteaga, fueron perseguidos hasta Laguna de Sánchez siendo derrotados. Así como ellos, había muchos grupos que aisladamente, se estaban uniendo a la causa del General Díaz. Esa fuerza Federal de infantería y artillería, estaba comandada por el Jefe Militar Ambrosio J. Condey. Para ese entonces, el General Treviño se encontraba en Marín. A su vez, el General Pedro Martínez llega a Saltillo el día 18.

Del 3 al 25 de abril, Díaz siguió sus planes Revolucionarios en la ciudad de Matamoros.

Parte de Matamoros en su expedición rumbo a la toma de Monterrey, donde el 30 de abril despacha un comunicado en el que menciona desde Camargo, que partió con 2000 hombres, y que llegara a Monterrey con 3500, ya que se reuniría con Treviño, Charles y el General Naranjo en Mier al día siguiente.

Para el día 2 de mayo se encuentra en Mier, y para el 3 de mayo se encuentra en el rancho Los Tecomates, en Los Aldamas Nuevo León.

Para el 5 de mayo su avanzada termina en Cerralvo, ya que el General Escobedo de la Federación, lo estaba empujando con sus movimientos a retroceder, por lo que el 6 regresa a Los Aldamas, empujándolo a Peñitas Tamaulipas el 10 de mayo. Ese día 6, llega a Marín el Coronel Pablo Ortega.

Pasaron por Los Ramones dirigiéndose a Monterrey por el lado sur de la Sierra Papagayos, de ahí partieron rumbo a Pesquería, llegando el 18 de mayo a la Hacienda de Topo Grande, que para ese entonces ya se llamaba Villa de General Escobedo, en honor del hombre quien los acechaba.

En el lugar, se encontraba Díaz junto con Hipólito Charles, Juan Vara y Francisco Naranjo. Ello llego a oídos del General Fuero por parte de los Federales, mismo que se encontraba en monterrey con una columna de las tres armas:

Una compañía del batallón número 32
400 hombres del batallón 24
Media batería mínima de batalla
Una batería de montaña
Un escuadrón mínimo del 4º Cuerpo de Carabineros
Un escuadrón mínimo del 5º
Un escuadrón mínimo del 9º
Una sección del contrarresguardo
En total: 700 hombres

Carlos Fuero se enteró, que las fuerzas de Treviño se habían incorporado a la de Díaz contando entre 300 y 400 hombres, sumándoles a los rebeldes más de 1500 hombres.

La marcha lenta de las fuerzas de Díaz en las vecindades de Monterrey, refiriéndose así a Pesquería y a la Villa de Escobedo, insto a Fuero a pensar que lo retaban a un combate. Se lanzó a la cacería de las fuerzas de Díaz y estas se retiraron a Villa de García. A su vez, Fuero le ordeno al General Julián Quiroga que saliera de Salinas Victoria para reunirse con sus fuerzas en la cacería.

El General Julián Quiroga, se unió al movimiento de Treviño en el 71 con el Plan de la Noria, ahora apoyando la Presidencia de Lerdo de Tejada, lo hacían enemigo de quien alguna vez fue su fiel colega, estando por enfrentarse sus hombres en combate.

Las fuerzas de Quiroga apostadas en Salinas Victoria, acudían al llamado de Fuero para reunirse con las de él, en el camino del Topo a Villa de García contando con:

Una compañía del batallón número 13
Una compañía del batallón 24
Un escuadrón del 24
Un escuadrón del 9º
Colonias militares de Coahuila
Rifleros de Nuevo León
Una sección del contra resguardo
Total: 340 hombres

La información a la que refiere Fuero, con respecto a que las fuerzas con las que contaba Díaz sumaban poco más de 1500 hombres, contrasta con lo que mencionaba Díaz el día 30 en Camargo, en que decía partiría a la toma de Monterrey con 2000 hombres, y que al día siguiente, al reunirse con Treviño, Charles y Naranjo, sumarian 3500. Aquí vemos dos situaciones en la que es más creíble la versión de Fuero, ya que nunca perseguiría una fuerza descomunal de 3500 contando él con poco más de 1000 hombres. Tal parece que Díaz alardeá de su cifra, para hacerse de más adeptos en el sur del país, incitando que su Revolución iba con bastante ánimo de tener éxito para que con ello más gente se le uniese. La otra situación probable, es que no hayan contado con el armamento suficiente para los 3500, quedándose rezagados, o provocando deserción entre sus adeptos.

Díaz se encontraba ya en Villa de García, donde pasaron parte del día 19 de mayo. La mayoría de la población huyo de sus hogares tomando diversos rumbos, pensando que el combate se daría en el pueblo. Algunos se retiraron a Santa Catarina y otros a Mina, por el paso de Icamole.

Llegando Fuero el viernes 19 de mayo a Villa de García, se enteró que Díaz se acababa de retirar a razón de 2 horas antes de su llegada. Tal pareciera, los exploradores de Díaz estaban al tanto de la ubicación de las tropas de Fuero, mas no los Federales, que se enteraron por medio de los pocos pobladores que quedaban de los movimientos de los rebeldes.

A la partida de los rebeldes, Treviño le comunica las operaciones a seguir a Naranjo, mencionándole la prioridad de tirotearle al enemigo, no formalizando una batalla. Quizás la orden, era para retrasar o cansar la persecución de los Federales, o también, la posibilidad de empujarlos paulatinamente a una distancia mucho mayor rumbo al sur del país.

Los Federales les dieron toda la noche para que escaparan, tal pareciese que Fuero no se sentía confiado en atacarlo, siguiendo su marcha hasta reunir más hombres que igualaran sus fuerzas.

La mañana del sábado 20 de mayo de 1876, seria convertida en un icono en la historia, al partir los Federales al seguimiento de las huellas dejadas por los rebeldes.

Siendo las 3 de la mañana, Naranjo aposto sus fuerzas en el Puerto del Indio, en el camino que va de Villa de García al pueblo de Icamole, una posición ventajosa contando en sus flancos las montañas del cerro del Fraile y de la Culebra. La espera de los rebeldes podría ser muy larga pero en su momento, el atrincheramiento sigiloso en medio de la protección de la noche, les daba una considerable ventaja a los rebeldes, además, de que la luna contaba con solo el 19% de su alumbramiento.

Naranjo ya tomando posiciones en el lugar, mando a un par de guerrillas para que acarrearan al enemigo hasta esa zona. Siendo las 6 de la mañana, se apareció en el frente de los Federales, una guerrilla que les comenzó a tirotear a los exploradores de la columna de vanguardia mandada por Quiroga. Dicha guerrilla fue dispersada, apareciendo momentos después otra más numerosa a la derecha, sosteniendo disparos por varios minutos desalojándose la zona y siendo perseguidas por 200 caballos que los tiroteaban.

Para las 7 de la mañana, había llegado al Puerto del Indio la guerrilla siendo perseguida por la caballada Federal. La avanzada de Quiroga llega a las inmediaciones del Puerto del Indio. Sin sospechar lo que les esperaba, posicionaron sus baterías en medio del camino y la caballada se lanzó a las posiciones que había tomado la guerrilla para hacerles frente.

La artillería lanzaba sus cañones sin un punto visible, tronando a las cabezas de quienes se resguardaban a una altura considerable no haciendo el más mínimo daño.

Las fuerzas de Quiroga se lanzaron con todo para tomar las posiciones de la guerrilla, no contando que con ellos se mantenían ocultos los 900 hombres que la madrugada se había apostado en el campo.

La columna derecha de los rebeldes estaban sobre la carretera, comandados por el coronel Eugenio Loperena, y la de la izquierda sobre la loma, por el Coronel Inocente Rodríguez, esperando la carga en caso de ser necesario

A razón de 10 pasos de distancia, los Federales fueron sorprendidos con los carabineros apostados. Los rebeldes salieron a tiro haciendo retroceder a los Federales, quienes a paso veloz, fueron sostenidos por quienes los seguían posicionándose la avanzada en el flanco izquierdo, quedando Condey a la derecha.

Al llegar el grueso de las fuerzas de los Federales a la izquierda de los rebeldes, Loperena se aposto a la izquierda concentrando más fuerza, después, en un giro brusco paso por Naranjo al medio recuperando su posición original con una caballada de un total de 500 dragones. La avanzada logro tocar el flanco izquierdo de los Federales en el Cerro de la Culebra haciéndose una batalla de incomparable superioridad sobre el resto, lográndola romper haciendo muchos prisioneros. El movimiento de derecha a izquierda de Loperena, distrajo al flanco izquierdo de los Federales. El regreso de la izquierda a la derecha pasando por el centro, hizo que los Federales perdieran el sentido y las directrices de donde deberían de concentrar el fuego, lo que provoco que atravesaran sus líneas.

La columna de caballería de retaguardia de los Federales iba al encuentro de Naranjo al centro, pero al ver el rompimiento de su ala izquierda, doblaron casi antes de chocar con las fuerzas rebeldes. Estos al ver la acción, salieron en su persecución a sable descompuesto, haciéndolos escapar despavoridos por el mismo camino del que llegaron logrando muchos prisioneros. Los responsables de una de las baterías federales, escaparon al ver la persecución acercárseles. Los jinetes federales, en su mayoría terminaron partiendo rumbo al pueblo de Villa de García, abandonando a su suerte a sus semejantes.

Condey se situaba a la derecha, sobre el Fraile. El Batallón 24 del Teniente Luis Estrada y la de contra resguardo del teniente Alberto Méndez, además de las Colonias militares de Coahuila, se encontraban a la izquierda. Como pudieron se organizaron y cerraron el flanco dejando aislados a muchos rebeldes quedando prisioneros

A la falda del Fraile se encontraba Condey, con la compañía 13 al mando del capitán Fidencio Olguín, quien también era responsable de la 24, con 200 hombres. También se encontraba la sección de montaña del Teniente Florencio Aguilar, un escuadrón del 9º con el coronel Francisco Aguilar, así como rifleros de Nuevo León al mando del teniente coronel León Flores.

Al centro de los Federales se encontraban 2 cañones sobre el camino, ya que el terreno no permitía colocarlos en alguna otra posición. Eran dirigidos por el capitán 1º José María Bejar. También se encontraba la compañía 22º al mando del capitán Antonio Castañeda.

Al ala izquierda se situaba Quiroga, quien se había corrido a la misma por ser la avanzada. Contaba con los otros 200 hombres del 24º, al mando del teniente coronel Pablo Yáñez. Dos secciones del 4º de caballería apostados en el frente bajo el mando del teniente coronel Miguel González. El escuadrón 5º del capitán Eduardo Mendizábal, un escuadrón del 9º al mando del comandante Juan Guerra, además de colonias militares de Coahuila al mando del teniente coronel Eligio Lozano.

La retaguardia la cubría el teniente Aurelio Campos con dos secciones del 4º de caballería.

Fuero al ver el rompimiento de su flanco izquierdo, logro hacer un cambio de frente estableciendo su artillería sobre las faldas del cerro de la culebra. Condey a su derecha, no aprovecho penetrar el flanco ya desprotegido un tanto por Loperena, quien momentos antes con su caballada había roto el flanco izquierdo de los federales. Se enfocó al centro con Naranjo, pudiendo lograr hacer pinzas en la maniobra y quizás, haciéndose posible una batalla cuerpo a cuerpo ya encerrados los rebeldes.

El cambio de frente fue ejecutado de manera extraordinaria por Quiroga a la Izquierda y Condey a la derecha, logrando aislar a muchos de los rebeldes restableciéndose el flanco izquierdo y haciendo un nuevo cambio hacia el grueso de las tropas enemigas.

Los prisioneros tomados por Naranjo del fallido ataque de la caballada de retaguardia. Al ver el restablecimiento de su ala izquierda, volvieron a alzar sus armas en señal de combate. Todo se veía muy rápido en la batalla, que no dio tiempo a los rebeldes de desarmarlos.

Los artilleros quienes habían dejado su batería momentos atrás, volvieron a ella atacando a Naranjo, no haciéndoles daño sus cañones al estar muy próximos y debido a las pésimas granadas que tronaban en el aire.

Los rebeldes no volvieron a penetrar, los intentos por romper nuevamente el flanco son fallidos, y muy desesperantes para los federales, quienes han lanzado parte de su retaguardia al frente para poder contenerlos, los pocos que quedaron al titubear con Naranjo dando marcha atrás a sus caballos.

Naranjo al ver que no pudieron penetrar nuevamente, el peligro en el que se ponía su columna, y al estar pendiente de la línea de retaguardia quien tenía ya 200 prisioneros, opto por salirse del fuego y comenzar la retirada. No contaba con fuerzas de apoyo, debido a que simplemente se trataría de un tiroteo como se lo estableció Treviño, pero había abrazado la victoria.

La retaguardia rebelde en su retirada, era cubierta por la columna de Tamaulipas. No contaban con ningún indicio de persecución, ya que a los Federales le hacían falta caballería, muchos de ellos habían huido al Pueblo de García.

Fuero por su parte al hecho, se escudó ante el General Mariano Escobedo, mencionandole que sus fuerzas estaban cansadas por la batalla, y que no contaba con retaguardia que los persiguiera, ya que había usado todas sus tropas en la misma. Lo cierto es, que parte de sus dragones habían huido en el momento más crucial de la misma.

Los héroes de la batalla de Icamole, fueron Loperena por romper el flanco izquierdo de los Federales, y de Naranjo al tomar cada decisión acertada, a pesar de dejar desprotegido su flanco izquierdo. Ello por parte de los rebeldes. Por parte de los Federales, la gloria se la lleva Quiroga, al reagrupar sus fuerzas recuperando su flanco izquierdo.

La falta de decisión de Condey de no hacer un ataque de pinza sobre Naranjo, viene de Fuero, quien concentro toda su fuerza al centro e izquierda de la batalla.

A su camino al pueblo de Icamole y posteriormente a Paredón, Naranjo dejo a su paso a más de 40 prisioneros, ya que trasladados a pie, fueron sufriendo poco a poco de insolación.

El parte de Naranjo fue puesto a disposición del General Treviño, quien a su vez se lo hizo saber a Porfirio Díaz. Este, al ver la perdida de parte de sus hombres rompió en llanto, por lo que hasta nuestros días, se le ha conocido como “El llorón de Icamole”.

Dicha acción, y el parte de guerra de los Federales, protegido bajo el amparo del Diario Oficial de la Federación, además de la retirada de Naranjo, dio por perdida la batalla históricamente, al bando de los rebeldes. Mas sin embargo, los movimientos y las perdidas entre ambos, además de la retirada casi histérica de parte de la caballería Federal, nos declaran un empate en la misma.

Treviño no se enfrentó a su compañero de la Revolución de la Noria, Quiroga, prefirió escuchar el cañoneo a lo lejos en el Pueblo de Icamole, junto a Porfirio Díaz.

Porfirio Díaz molesto por la acción de Naranjo, les recrimino a todos sus Jefes: “¿Pues no decían que los nuevoleoneses eran muy valientes?” Naranjo le respondió a Díaz por su falta de estadía en la batalla: ¿Acaso Quiroga es de Oaxaca?”

El General Julián Quiroga había nacido en Ciénega de Flores, termino fusilado al comprobársele crímenes de guerra. Naranjo por su parte, era de Lampazos, municipio que en su honor, cambio su nombre hasta nuestros días, llamándosele Lampazos de Naranjo.

El General José Francisco Naranjo de la Garza, se retiró del ejercito el 18 de febrero de 1887, murió la mañana del 22 de junio de 1909 en la ciudad de México. Sus restos permanecieron en el panteón del Tepeyac, donde posteriormente en una urna fueron trasladados al museo del Obispado, terminando bajo la estatua de Hidalgo en la Explanada de los Héroes, considerado una de las personas ilustres de Nuevo León.

Porfirio Díaz termino en un panteón parisiense debido a su exilio. Sus historias pusieron a cada quien en su lugar.

Lo que sería solo un reconocimiento y tiroteo al enemigo, Naranjo la convirtió en una de las batallas más importantes en la vida política del país.

Cifras:
Federales
Muertos: 2 oficiales, 65 de tropa.
Heridos: 1 oficial, 24 de tropa.
Prisioneros rebeldes: 124 de tropa.

Rebeldes.
Muertos: 5 oficiales, 33 de tropa.
Heridos: 4 oficiales, 8 de tropa.
Prisioneros Federales: 6 oficiales, 192 de tropa. Dejando en el camino más de 40 por insolación.