domingo, 17 de mayo de 2015

De Torreón a Paredón. Crónica de la avanzada de la poderosa División del Norte.

Eran las 6 con 15 minutos de la tarde. Aquel lunes 16 de marzo de 1914, marcaria la historia como la gran cruzada de Pancho Villa, aquella que le dio fama internacional a costa de sus jefes tácticos.

Partía de la Estación Chihuahua el convoy de locomotoras comandándolas el General en Jefe, Francisco Villa. Lo secundaba el General Felipe Ángeles, Comandante de la artillería de la División del Norte, y Subsecretario de Guerra y Marina del Gobierno Constitucionalista. Con ellos, carros de armamento, la sección de ametralladoras y automóviles.

Ya habían partido diversas brigadas, entre las que se encontraban la de Maclovio Herrera, Toribio Ortega,  Eugenio Aguirre Benavides, Orestes Pereyra, José Rodríguez, así como las de los coroneles Trinidad Rodríguez, Miguel González y Martiniano Servín.

Una hora antes, habían partido 2 trenes cargados con 29 cañones, 1700  granadas, así como el tren de la Brigada Sanitaria, la cual estaba al mando del Coronel Dr. Andrés Villarreal.

Siendo las 3 de la mañana del día siguiente, los trenes llegaron a Santa Rosalía de Camargo.


El 17 de marzo el pueblo de Camargo, ofreció al Estado Mayor un banquete así como un baile en el Teatro Hidalgo.

Ei día 18 se reconcentran las fuerzas en la Estación Yermo. Salen los trenes a las 9 de la mañana siendo vitoreados por la muchedumbre, quien también recordaba al finado Madero.

Para las 12 del día los trenes llegan a Jiménez, donde permanecen 2 horas. Ya se había adelantado desde el día anterior las tropas del General Maclovio Herrena, quien hambriento de gloria, quería la primera batalla para su agrupación.

Siendo las 6 y media de la tarde del día 18, Villa llega a Yermo. Este encontró listas las tropas de la diversas Brigadas:

Benito Juárez: 1300 de tropa. Comandadas por el General Maclovio Herrera.
Zaragoza: 1500 de tropa. Comandadas por el General Eugenio Aguirre Benavides y el Coronel Raúl Madero.
González Ortega: 1200 de tropa. Comandadas por el General Toribio Ortega.
Cuauhtémoc: 400 de tropa. Comandadas por el Coronel Trinidad Rodríguez.
Madero: 400 de tropa. Comandadas por el Coronel Máximo García.
Hernández: 600 de tropa. Comandadas por el General Rosalio Hernández.
Villa: 1500 de tropa. Comandadas por el General José Rodríguez.
Sección de Brigada Juárez: 500 de tropa. Comandadas por el Coronel Mestas
Guadalupe Victoria: 500 de tropa. Comandadas por el Coronel Miguel González.

Artillería:
Primer regimiento: Una batería Schneider Canet.3 baterías St. Chaumond Mondragon de 75 mm.
Segundo Regimiento: 2 baterías St. Chaumond de 75 mm. 1 batería Chaumond de 80mm.
Sección de cañones de montaña tipo Mondragon de 70mm. Así como 2 cañones, el Niño y el Chavalito.

La artillería era comandada por el General Felipe Ángeles y el Coronel Martiniano Servín, así como el Coronel Manuel García Santibáñez.

Partieron el día 19 a las 5 de la mañana rumbo a Conejos llegando a las 4 de la tarde. Pernoctan en el lugar, mientras esperan la llegada de los trenes que vienen en la retaguardia

El viernes 20 de marzo se dan los primeros combates con la retaguardia de los Federales. Cordialmente, la División del Norte pide la rendición de los Federales en Torreón, siendo negada. Es así, como comienza el teatro de operaciones.

El sábado 21 de marzo, las tropas del General Aguirre Benavides atacan Sacramento. Es la ruta más viable de escape para los Federales. La idea original es cortarles el paso a su posible retirada de Torreón, o para bloquear los pertrechos que pudieran recibir.

La Brigada Morelos al mando del Coronel Borunda ha entrado a Mapimi, al noroeste de Gómez Palacio. El resto de sus tropas se dirigen hacia el sur en línea desplegada hacia Santa Clara, donde deberían de llegar a la mañana siguiente, con el fin de que al pasar las fuerzas del centro se reagrupasen a la retaguardia. Es una maniobra de estrategia, para salvaguardar el flanco derecho.

Benavides ataca Sacramento, replegándose parte de los federales en San Pedro de las Colonias, al este, mandan refuerzos a Sacramento, comandados por Juan Andrew Almazán.

Un espía federal en Bermejillo, al norte de Gómez Palacio por donde entraba el grueso de las tropas Constitucionalistas, es juzgado y ejecutado, debido a que días atrás, había delatado a unos Villistas, siendo torturados y mutilados antes de matarlos.

A la media noche, aún eran muy cruento los combates en Sacramento. La artillería de montaña de Ángeles no ha podido funcionar por los desperfectos que en el camino había adquirido. La dinamita tampoco funcionaba, debido a la imperfección de los cápsules. Ya para ese entonces los Federales habían sido replegados en la Iglesia y en la casa principal de la Hacienda.  Villa manda refuerzos a las 11 de la noche no siendo solicitado por Benavides. Los refuerzos los componen los hombres del General Rosalio Hernández. Su finalidad es precipitar el triunfo

El día 22 de marzo, la batalla continua en Sacramento. El grueso de las tropas por el centro se dirige a Gómez Palacio en línea desplegada. El trayecto es de 37 kilómetros. Villa permanece con su Estado Mayor en Bermejillo hasta las 11 de la mañana.

A las 8 de la mañana había llegado proveniente de Sacramento el Coronel Trinidad Rodríguez, se mostraba animoso a pesar de haber sido herido en un par de ocasiones. Informa la real situación de Benavides, asegurando que los Federales serian derrotados, a pesar de haber recibido otro nutrido refuerzo, esta vez de Torreón. A su salida del campo de operaciones, vio llegar las fuerzas del General Hernández, confirmándola rendición de un Escuadrón de Federales que se pasó a las filas Constitucionalistas con todo y sus pertrechos.

Al Estado Mayor de Villa llega gravemente herido el Coronel Máximo García, Jefe de la Brigada Madero.

Villa manda llamar a todo aquel que se encuentre dentro de los 15 trenes que conforman la poderosa División. Ordena que todo hombre útil y armado, se organice en batallones. El efecto de Villa sobrepasa su expectativa, colectando 1500 hombres perfectamente armados.

Se organizan 3  batallones, uno queda a la cabeza de Bermejillo para su protección, y 2 parten en el tren del Cuartel General. Dicho tren pasa Santa Clara donde se concentraban el grueso de las fuerzas. Al continuar la marcha ve el teatro de guerra imponente: En el ala derecha formada por las Brigadas Gonzales Ortega y Benito Juárez, se tiende una línea de tiradores en un campo de no menos de 5 kilómetros. El ala izquierda de también 5 kilómetros, la conforman la Brigada Villa y parte de la Juárez y la Guadalupe Victoria. Al centro los dos regimientos de Artillería y los dos batallones que recen había organizado Villa en Bermejillo. Estos eran comandados por el Teniente Coronel Santiago Ramírez.

Los Federales habían destruido las vías férreas desde Noé hasta Gómez Palacio, pasando por El Vergel. Los trenes del Cuartel General, de la Brigada Sanitaria y de Provisiones, se quedan estancados en Noé.

El plan de ataque es concertado de la siguiente manera. Estando a 4 kilómetros de Gómez Palacio, desmontaran, mientras la artillería ataca el pueblo, avanzaran en línea de tiradores.

No todo había salido conforme el plan. La avanzada se había tardado una hora y los Federales aprovecharon para bombardearlos desde una posición oculta. La artillería de Ángeles no había funcionado, pero la tropa estaba entusiasmada avanzando a trote, después a galope y finalmente a la carrera. De un nutrido fuego por la avanzada rápida, dieron un formidable asalto apoderándose de los suburbios de Gómez Palacio.

La lucha era sangrienta. Odilón Pérez, capitán primero de Estado Mayor General fue herido por una granada. Una segunda hirió al Teniente Coronel Saúl Navarro, de la Brigada Villa y a algunos soldados más.

La artillería de Ángeles ya en operación esta calma, teme darle a los del propio bando.

Las perfectas posiciones de los Federales y el buen tiro resultan de 70 muertos y 200 heridos para los Villistas

Toda la noche se pelea en la ciudad. El General Herrera acompañado de su Estado Mayor, recibe un cañoneo. Varios de sus oficiales caen muertos y casi todo el resto heridos. Al General Herrera le matan su caballo por las heridas recibidas.

A las 6 de la mañana del día 23, quedo emplazada la artillería al mando del Coronel Servín, así como una batería Cane del Coronel Santibáñez, esto, en la falda del cerro San Ignacio. Por su parte Ángeles coloco una batería al lado izquierdo de la vía entre Vergel y Gómez Palacio.

Los cañoneos eran certeros. Los federales contaban con buenas trincheras en el Cerro de la Pila, La Jabonera, la Casa Redonda, y las casas en el norte de Gómez.  Es herido de gravedad el Teniente Coronel Presbítero Triana, Jefe del Estado Mayor de la Brigada Benito Juárez.

Alrededor de las 7 de la mañana el General Herrera obtiene orden de atacar Lerdo, que a su paso se topa con una columna en el Cerro de San Ignacio.

A las 8, artillería del  Coronel Santibáñez, bombardea el Cerro de Trincheras y parte de Gómez Palacio. Villa por su parte junto con su escolta, da el sostén a los cañones.

En la Estación de Gómez Palacio, una maquina hace movimientos, poco tiempo después Herrera abre el fuego sobre Lerdo. Villa se percata que Herrera va a ser flanqueado por una fuerza superior. Junto a su escolta Villa se lanza al ataque de esa agrupación con la que iban a la cacería de Herrera.

El fuego cesa en ese frente. Es cuando Herrera toma posiciones muy cerca de Lerdo, para prepararse para el combate por la noche.

Son las once de la mañana. Las bajas por la noche se calculan en 125 muertos y 315 heridos para los Constitucionalistas. Llegan refuerzos Federales de Sacramento, quienes repliegan a los Villistas dejando la artillería dispersa.

Por la tarde solo hay ligeros tiroteos. Cayendo la noche, los Federales intentaron salir de sus posiciones, pero fueron repelidos vigorosamente por los Villistas retornando a sus posiciones.

El Cuartel General recibe la noticia que la batalla por Sacramento de Benavides, había terminado a razón de las 9 de la mañana. De ahí la llegada de refuerzos Federales provenientes de Sacramento, mismos que habían abandonado la plaza. Habían muerto alrededor de 300 Federales. Dentro de los caídos Villistas, se encontraba el Teniente Coronel Cipriano Puente, junto con otros 50 de tropa. Los Federales habían dejado 3 trenes cargados de provisiones. Por su parte, Benavides saboteo las vías entre San Pedro y Jameson, quedando libe el paso de los Federales de San Pedro a Hornos y de ahí, a Torreón.

Se le insta al Coronel Toribio V de los Santos continuar con los sabotajes hasta Hipólito, para cortar el acceso de la vía Torreón-Monterrey, a San Pedro.

Por su parte ya tomada Sacramento, Benavides se dirige al auxilio del grueso de la columna en Gómez Palacio. Siendo las 9 de la noche, Herrera tomaría la plaza de Lerdo.

El 24 de marzo se reconcentran los Villistas. Las tropas de Benavides llegan a las 8 de la mañana al Vergel. Suman 1000 hombres. También se concentra en ese lugar la artillería para tomar las indicaciones del proceder en los próximos movimientos.

La junta comienza a las 9 de la mañana. Los Federales pretenden bombardear un tren de reparaciones de los Villistas no teniendo éxito. La idea es descubrir la artillería que se oculta tras la máquina.

A las 9:30 vienen informes muy variados. Algunos dicen que la avanzada Federal se dirige hacia el Cuartel General de Villa, otros reportes indican que escapan a Torreón.

Villa se previene y manda a la avanzada a 500 hombres de la Brigada Zaragoza para reforzar el frente.

Maclovio Herrera rinde su parte acontecido por la noche. Recibe órdenes de pertrechar a su gente para estar listo. Para las 3 de la tarde, su tropa junto con la de las Brigadas Morelos y Villa en el ala derecha, entran en combate.

Los Generales Calixto Contreras y Severino Ceniceros reciben orden de mover a su gente de Pedriceña a Avilés. Robles de Picardías a La Perla. El General Mariano Arrieta, se moverá de Santiago Papasquiaro al Vergel.

El Jefe de la brigada Robles recibe la orden de destruir la vía entre Torreón y Parras. El General Robles que se encontraba en Durango, al enterarse de que sus tropas se acercaban a Gómez Palacio, partió prontamente para enfilarse a sus hombres.

El día 25 se realizara el segundo asalto a Gómez Palacio. La mañana luce tranquila, los preparativos se alistan para ejecutarse el asalto por la noche.

A las 3 de la tarde salen las fuerzas para la avanzada. Para las 4, se escucha el primer cañonazo. La artillería comienza el duelo de cañoneo en el Cerro de la Pila. Los Federales cañonean al tren explorador de los Villistas no haciendo blanco, a pesar de encontrarse a tan solo 3 kilómetros de distancia.

Siendo las 5 de la tarde, llega a la escena el General Tomas Urbina con 160 hombres. Al oscurecer, llega Severino Ceniceros con 200 más. Este indica que Contreras entrara por Lerdo, atacando a Gómez por la derecha. Un importante bastión es el cerro La Pila, que fortifica naturalmente a Gómez Palacio.

Los Generales José Rodríguez, Urbina y Herrera, asalta el cerro, quitándole a los Federales 2 de las 5 baterías con las que cuentan.

A la extrema derecha del cerro se concentra Herrera, apoderándose del tramo entre Gómez y Lerdo. Los Federales se concentran en Gómez.

El centro de las fuerzas lo conforman las Brigadas González Ortega y Guadalupe Victoria sumando 2400 hombres. El ataque no tuvo buenos resultados, debido a que el ala izquierda entro en acción hasta la una de la mañana. El ala izquierda estaba formada por las Brigadas Hernández y Zaragoza. Estas se vieron lentas debido a que avanzaron lento para no perder contacto con la izquierda. Para la una, las fuerzas del ala derecha ya estaban fatigadas, por lo que no pudieron avanzar el empuje vigoroso del ala izquierda.

La artillería establece un arco al frente del Cerro de la Pila. A las 8:45, era ensordecedor el cañoneo a las posiciones Federales. En ningún momento mientras se realizaba el ataque, el Cerro permaneció en penumbras. Se encontraba aluzado por el cañoneo, el tronar de la dinamita y las constantes ráfagas de las ametralladoras.

Es la más grande operación Revolucionaria hasta entonces. 2 mil hombres atacan el cerro con un largo de 1 kilómetro, teniendo este una pendiente de 30 grados. En el lugar, se encuentran debidamente fortificados 500 Federales, siendo apoyados por el Fuerte Santa Rosa y las baterías de Gómez Palacio. A pesar de todo, los Federales fueron masacrados  en sus propias trincheras, quienes con valentía, defendieron su posición hasta el último momento.

El día 26 los Federales comprenden la importancia del Cerro La Pila. Con su captura los Constitucionalistas  pueden aniquilar todo bajo sus faldas apostando su artillería en la cumbre apuntando a Gómez Palacio. Atacan fuertemente el Cerro tomándolo nuevamente. Los Villistas se repliegan debido a que temen ser flanqueados por la izquierda. Villa creyendo que aun cuentan con la toma de medio cerro, manda las tropas de la Brigada Contreras, mismo que no alcanza a llegar.

Ángeles se mantiene firme a 1200 metros respondiendo al cañoneo enemigo, esperando que las tropas lleguen salvos a la retaguardia.

Los hombres van llegando uno a uno al Cuartel General, suman 1500. A Avilés llega el General Calixto Contreras con 2000 hombres para proveerse de parque. Los trabajos de reparación de las vías férreas continúan, llegando hasta el patio de la Estación de Gómez.

El Niño y el Chavalito cañonean La Pila, pero al ser situados por un cañón oculto de los Federales, se repliegan hacia atrás para evitar ser deshabilitados. Todas las fuerzas mantienen posiciones, a excepción de la artillería que se encuentra en El Vergel.

A las 4 de la tarde, los Federales aparentan atacar, ya que posicionan su caballería a unos 800 metros. Villa mantiene el orden hasta ver cuál es el objeto de esa maniobra. Esta es nula, aparentemente quieren que los Villistas salgan a descubierto para que la artillería Federal los cimbre con su poder.

No existe fuego alguno. El Cerro La Pila se encuentra en silencio. En junta con Villa, los Generales pactan atacar por la noche para definitivamente capturar Gómez Palacio. Se suman al ataque todas las fuerzas activas de la División del Norte. Al Centro ira el General Urbina, con las Brigadas Villa, Morelos, Ortega y Guadalupe Victoria, además de artillería al mando de Ángeles. La derecha será conformada con las Brigadas Benito Juárez, así como la Cuauhtémoc al mando del General Maclovio Herrera. Esta será apoyada por artillería al mando del Coronel Santibáñez. El ala izquierda comandada por el General Robles, será conformada por las Brigadas Robles, Zaragoza y Hernández.

Desde temprano comienza el avance. La Brigada Ortega inicia el Movimiento. Villa junto con sus Dorados y oficiales de su Estado Mayor, avanzan hacia la Casa Redonda. 

Inicia una descarga pero los Federales no responden. Vuelven a descargar sus fusiles seguido de silencio. Los Federales han abandonado Gómez Palacio, dejando sus muertos al aire libre sin enterrarlos. El Cerro La Pila yace infestado de animales y cadáveres que emanan fuertes olores fétidos.
Villa se dirige a su cuartel en El Vergel. El Cuartel General de la División del Nazas de los Federales, ha caído en poder de los constitucionalistas reconcentrándose en Torreón, al cruce del rio que lleva su nombre; otro bastión igual de fortificado como el Cerro La Pila.

El día 27 a las 7 de la mañana, acompañado por Ángeles y Urbina, sale Villa de El Vergel dirigiéndose a Gómez Palacio. A las 9 de la mañana llegan a la Estación Gómez Palacio. En el lugar se detienen ya que hay 3 máquinas volcadas. Los Federales han dispuestos esa maniobra para retrasar a las tropas Constitucionalistas.

La mañana luce tranquila mientras se hacen los trabajos para retirar las maquinas. Un soldado de la Zaragoza, entrega un plano al Coronel Madero preguntándole si le servía. Se trataba de una joya, era el plan de defensa de Torreón por  los Federales. El plano es entregado a Ángeles para su análisis. En el encuentra que concuerda con lo visto en el campo.

Siendo las 2 de la tarde Villa le pide a Velasco la plaza de Torreón, como anteriormente le pidió la de Gómez siendo negada. Una cordialidad que le caracterizaba para no derramar sangre inútilmente. El mensajero es el Cónsul Ingles, quien se ha ofrecido para aliviar las hostilidades

A las 4 de la tarde los Federales cañonean la estación de Gómez Palacio. Los trenes se ven obligados a retroceder.

De las 4 a las 7, los Villistas incineran a los fallecidos, crean hornos crematorios en el cerro de La Pila

Para las 6 de la tarde los Federales quienes tienen tomado el cerro de Santa Rosa, tirotean a las fuerzas Villistas.  Los Federales pierden a varios oficiales, entre los que se encueta Víctor Huerta, hijo del Presidente Victoriano Huerta, quien era oficial de artillería.

Se rumora que Velasco ha mandado fusilar a varios de sus oficiales de su Estado Mayor, debido  que en Bermejillo, Sacramento y Gómez Palacio, han perdido a 1500 hombres. Los Federales ante esas acciones se encuentran desmoralizados.

Velasco no tiene compasión con los heridos Villistas que quedaron atrapados en el primer asalto de Gómez Palacio, los quema vivos a su partida a Torreón.

El día 28 los Federales bombardean Gómez Palacio por la mañana. La artillería Villista no contesta el fuego con la finalidad de que los Federales gasten sus municiones.

Para el mediodía Villa convoca a junta  a todos los Jefes de Brigada con el fin de planear el ataque a Torreón.

El Cónsul ingles aun no regresa con la respuesta de Velasco sobre su rendición

A las 4 de la tarde Villa revisa las tropas. Las Brigadas Villa, Morelos, Ortega y Cuauhtémoc, con 4 mil hombres, quedan como reserva.

A las 6 de la tarde la artillería bombardea a los Federales. Para las 7, Villa sale al campo para dirigir el ataque. Poco tiempo después, comienza un gran incendio en Torreón causado por la artillería de Ángeles.

A las 8 y media los Federales sabotean un puente cerca de Noé, en la retaguardia de los Constitucionalistas; al menos es lo que se aparenta. Al enterarse los oficiales, mandan una fuerza para proteger el puente de Tlahualilo.

Más tarde se supo que los Federales no habían hecho la maniobra, sino que las chispas de una locomotora, habían quemado unas pacas de algodón cercanas a la vía.

Siendo las 9:45, comienza el fuego de los fusiles por la izquierda rumbo a la metalúrgica, cesando al poco tiempo.

Los Federales ataca La Jabonera en Gómez Palacio, sus reservistas se acercan a Torreón. A las 10 de la noche, se escucha un nutrido fuego de cañón y fusilería por la salida del  Huarache.

A las 11 de la noche comienza el fuego en el rio frente a Gómez. El fuego cesa a las 11:30. Las fuerzas de la derecha y el centro avanzan.

Para las 11:35, se reanuda el cañoneo en el cañón del Huarache, generalizándose al poco tiempo. El centro y la izquierda permanecen quietos. Para las 3 de la mañana, los cerros se iluminan por grandes fogatas, señal que han sido tomados por los Villistas.

El fuego se mantiene intenso hasta las 6 de la mañana. Se entera que la Brigada Juárez fue la que se apodero de los cerros, registrándose verdaderos actos de heroísmo entre sus tropas.

El día 29 siendo las 3 de la mañana, los Villistas toman los fuertes de Santa Rosa y Calabazas, así como las alturas del cañón del Huarache. En Calabazas los Villistas capturan un par de cañones. Pierden 60 hombres.

A las 5 de la mañana los Federales contraatacan recuperando los fuertes y las alturas, situadas en el margen derecho del rio Nazas; dicho movimiento, hace retroceder a los Villistas hasta San Carlos.

La artillería al mando del Coronel Santibáñez protege desde Lerdo la retirada.

A las 7 de la mañana unos 2 mil Federales intentan escapar por el cañón del Huarache. Los Villistas logra hacerlos retroceder.

A las 8 de la mañana los combates se generalizan en el ala derecha e izquierda. Una hora más tarde, el ala izquierda al mando de Herrera, Robles y Benavides, atacan rumbo al oriente logrando entrar a la Alameda de Torreón. Se apoderan de 2 cuarteles Federales retrocediendo un poco para sostenes sus posiciones.

Avisan al Cuartel General para que la artillería bombardee Torreón apoyando a la izquierda, y que el centro de la División entre en combate.

Robles es herido en el muslo, por lo que Villa le ordena su individual retirada para el hospital de sangre. Robles por su parte no le obedece, instándole a que manden un médico para que lo atienda en su campamento.

Las fuerzas de la izquierda capturan sesenta y cinco acémilas de la artillería enemiga.

Se recibe una nota en el Cuartel General por parte de  Benavides para vigilar la línea ferroviaria entre Hipólito y San Pedro.  Informa que el día anterior, sostuvo combate con federales que venían en auxilio de Torreón. Logro prisioneros quienes le informaron que venía un fuerte apoyo Federal de Monterrey. El Coronel de los Santos corrobora lo dicho por los prisioneros, agregando que los Federales se transportan en 3 trenes y que vienen de Monterrey. Por su parte, el Coronel de los Santos corrobora lo dicho por los prisioneros, agregando que el enemigo ha llegado a la Estación Benavides.

Villa ordena a Toribio Ortega a que salga rumbo a San Pedro. Manda a De los Santos que está bajo las ordenes de Ortega, a que se ocupe de vigilar los movimientos del adversario y de destruir la vía lo más pronto posible

A las 12 del mediodía las Brigadas Villa y Morelos atacan Torreón por el centro. Ángeles mantiene el mando directo de las baterías dando con precisión a los Federales.

Una hora después, la artillería de Santibáñez que se encontraba en Lerdo, recibe la orden de desplegarse a Gómez Palacio. Las fuerzas de la derecha avanzan hacia los cerros, siendo cañoneados desde el cerro Las Calabazas.

Un oficial de la Cuauhtémoc se insubordina dando muerte a un superior. Se le manda a Consejo de Guerra condenándolo a la pena capital. La sentencia se ejecuta inmediatamente.

Para las tres de la tarde el ala derecha ataca los fuertes de Calabazas y del cañón del Huarache, apoderándose de Calabazas

Para las 4 los Villistas atacan con artillería el resto de los fuertes.  En respuesta, los Federales cañonean Gómez Palacio. Los Federales se reconcentran en los cerros en la Presa el Coyote

Una hora más tarde toda la línea del centro ataca el frente  Federal.  El fuerte de Santa Rosa, ya en poder de los constitucionalistas, abre sus fuegos sobre los fuertes colocados en el cerro de La Cruz y el ataque se generaliza por el centro y ambos flancos.

Para las 6 de la tarde el fuego es muy nutrido. Varias granadas truenan en la Jabonera en Gómez. Un  nuevo incendio azota Torreón

A las siete de la noche el cañoneo es menos intenso. Se recibe la noticia de que unos 200 Federales  huyen rumbo a San Pedro de las Colonias. También se sabe que por la fundición, escapan otros tantos.

A las 8 de la noche cesa el fuego. Villa y Ángeles se retiran para descansar un poco. 24 prisioneros han sido traídos a Gómez Palacio. Al comenzar la noche varios soldados del ala izquierda, logran entrar hasta el mercado de Torreón para surtirse de algunas provisiones y volver a su campamento.

El día 30, Velasco vía el Cónsul Ingles y Americano, solicita una entrevista con Villa.

El día 30 desde las 9 de la noche del día anterior, reino la calma hasta las 2 de la mañana. Se escucha un ligero tiroteo de alrededor de 45 minutos.

De rato hubo algunas escaramuzas en toda la línea. A las 5 de la mañana, el fuego comienza por la izquierda generalizándose poco a poco en todo el frente.

Los Villistas atacan con gran impulso, por lo que los Federales hacen uso de sus baterías. Cientos de truenos de dinamita se escuchan por todo el campo.

A las seis de la mañana se avanza al centro de la ciudad por el ala izquierda. El impulso Villista no cesa el fuego, está en su mayor apogeo. Los constitucionalistas se apoderan del cerro de Calabazas.

A las siete de la mañana la artillería bombardea la ciudad de Torreón. Se contesta la agresión no causando daño la respuesta.

Para las 7 de la mañana los Villistas se apoderan del Fuerte Polvareda.

El combate se aligera por el centro y por el ala izquierda. Herrera y Benavides piden artillería para atacar a los Federales quienes tienen posesión del Hospital de Torreón. Villa inmediatamente ordena que se mande una batería a la zona.

Se escucha una cruenta batalla en el cañón del Huarache.

A las 11 de la mañana se emplaza una batería de montaña en el cerro de Santa Rosa, misma que bombardeara la presa El Coyote.

Los Federales bombardean el cerro Santa Rosa. Para el mediodía, bombardean Gómez Palacio, en respuesta son cañoneados por el Niño y el Chavalito, cesando el fuego.

A la una de la tarde llega al Cuartel General de Villa un comunicado del cónsul Ingles, dirigido al cónsul Americano George Carothers. En ella, le comunica que intento cruzar la línea del frente para dar respuesta a lo entrevistado con Villa el 27. Comunica que trato de salir de Torreón pero fue atacado por los Villistas aun portando bandera blanca. Reitera que se le diga a las fuerzas del cerro Santa Rosa para que cesen el fuego a su regreso, y que mande una escolta de no más de 3 personas para recogerlo en el lado Federal, mismos que serán debidamente respetados, trasladándose en caballo o en vehículo. Saliendo a su descubierto, portara una bandera blanca, así como la inglesa.

En el comunicado, también le exhorta que no se dará un solo disparo por los dos bandos y que no se realizaran ningún movimiento estratégico. Además, de que existen refugiados extranjeros en el Banco de la Laguna, el Banco Alemán, el almacén de Buchenau y Cía., así como la casa del señor Victoreo. Firma el comunicado Cunnard Cummins, Vice-cónsul Británico.

Villa conferencia con el cónsul americano y Ángeles. A las 2 de la tarde, salen en búsqueda del cónsul Ingles el Coronel Roque González Garza y el Mayor Enrique Santos Coy.

El fuego se paraliza. Los Federales siguen bombardeando el cerro Santa Rosa. Al parecer el aviso no le había llegado a esa sección de la artillería. Eso no imposibilita que se haga el traslado del cónsul inglés.

Al llegar junto al Nazas, los comisionados bajan del automóvil con bandera blanca. Un oficial Federal con el mismo color de bandera, les hace la señal que se acerquen avanzando alrededor de 100 metros por el puente del ferrocarril. Mientras lo hacen, el oficial que es acompañado por dos soldados armados también avanza a su encuentro.

Al entrevistarse los comisionados le mencionan al oficial que van por el Cónsul Ingles. La comunicación se dificulta por que el cerro Santa Rosa, responde el fuego de los Federales hacia la vía férrea, donde se está haciendo la entrevista. La espera es desesperada, y Santos Coy confiando en los Federales, va en búsqueda del cónsul del otro lado del puente. Le ordenan que las leyes de guerra lo obligan a vendarlo y desarmarlo para trasladarlo al Cuartel General. Santos Coy solo se niega a desarmarse, y es trasladado hacia el Cuartel. Hasta el momento las cosas no estaban saliendo como habían acordado.

En el Cuartel General lo entrevista el General Velasco.

-              ¿Es usted un particular?
-              No General, soy el Mayor Santos Coy del Estado Mayor del General Villa
-              Lo felicito por su valor de venir hasta acá. ¿Cuáles son las pretensiones de los Constitucionalistas?
-              No piden nada. Son ustedes que por insistencia del cónsul Ingles, pretenden algo. Yo no estoy facultado para tratar cualquier asunto, ni para comprometerme en lo más mínimo. Mi misión se reduce a escoltar al señor cónsul.
-              Queremos hacer un armisticio por 48 horas, esto para socorrer a los heridos y sepultar a los muertos.
-              El señor Cónsul ya dará cuenta de esa comisión. Si no hay más que tratar pido permiso para retirarme.

Santos Coy es nuevamente vendado y trasladado a la falda del rio. Ahí le prohíbe al oficial federal que lo acompaña no hacerlo más. Por su parte el cónsul ingles llega al puente. El Coronel González Garza exhorta al cónsul regresar a Torreón por Santos Coy, al devolverse, se encuentra con el Mayor ya rumbo al puente.

Al poco tiempo de estar seguros en Gómez, el ala izquierda al ver que nunca se dejó de atacar al cerro de Santa Rosa por la artillería Federal, dejan caer un nutrido fuego de cañón sobre Torreón.

Se observa una fuerte polvareda en la plaza, al parecer es un movimiento fuerte de caballería Federal.  Más tarde en el cerro de Calabazas, 300 Federales pretenden rendirse preguntando por el General Villa. Las fuerzas del General Carrillo que se había incorporado a la División del Norte con 1200 hombres, los atacan. Los federales son obligados a defenderse, en el movimiento no aclarado de la rendición, se capturan a 50, siendo conducidos al Cuartel de Gómez Palacio.

La solicitud de armisticio por 48 horas llega a Villa por parte del cónsul Ingles. Villa se niega rotundamente al acuerdo, ya que sus hombres han sido enterrados tan pronto se pudiese en el campo de batalla, asegura que los heridos más graves han sido trasladados a Chihuahua y que solo cuentan con heridos menores. La misiva de Velasco solo le puede beneficiar a él, por lo que se niega rotundamente a dicho acuerdo.

Más tarde, el cónsul Inglés acompañado por la misma Comisión, regresa al otro lado del rio para comunicar las malas nuevas.

Toda el ala izquierda sigue combatiendo al entrar la noche. El centro y la derecha están a la expectativa. A las 8 entra en acción el centro al mando del Coronel Servín. Los cañones bombardean Torreón. A las 9 todo el frente está activo. Los dos únicos cerros que conservan los Federales son alumbrados por bengalas.

Para las 10 de la noche los Villistas avanzan sobre todo por el lado izquierdo. El centro se apodera del margen derecho del Nazas. Para las 11 de la noche reina la calma.

Al Cuartel General constitucionalista, llegan 40 prisioneros Federales. Se espera la llegada de 1000 hombres  procedentes de Chihuahua. Vendrán algunos de los mejores de las Brigadas Villa y la de Juárez. Se acercan los últimos días de los Federales en Torreón, donde se replegaran a San Pedro de las Colonias, lugar donde se libró una épica batalla donde ambos bandos no esperaban la rudeza de sus fuerzas.

Día 31

Villa despierta un poco enfermo. Ordena que se preparen alimentos para los hombres del frente, esto para que no abandonen las importantes posiciones avanzadas.

A las 10 de la mañana los Federales bombardean el cerro Santa Rosa, intentan recuperarlo a cualquier costo.

Villa es informado que el ala derecha no avanzo nada por la noche. Manda llamar al General José Carrillo encargado de esas tropas

Para el medio día la calma reina en el frente. Se divisa como una locomotora entra y sale a Torreón por el Huarache.

Son las 2 de la tarde, llega Carrillo ante la presencia de Villa. Este se da cuenta que sus órdenes no han sido acatadas por Carrillo, por lo que lo manda a Consejo de Guerra. El Consejo de Guerra se mantiene incompetente al tratarse de un General, por lo que insta a realizarse un Consejo de Guerra extraordinario, al que lo conforma Urbina como primer vocal, el General Brigadier José Rodríguez como segundo vocal, el General Brigadier Calixto Contreras como Comisionario Instructor, Dr. Andrés Villarreal asesor, Coronel Porfirio Ramos Romero, así como el Secretario del Comisario Instructor, el Coronel Roque González Garza.

A las 3 de la tarde los Federales avanzan por la izquierda tomando una posición. El General Robles estando herido, monta un caballo colocándose al frente de sus fuerzas dándole ánimos a la tropa, la cual recupera lo perdido.

Nuevamente a las 4 de la tarde los Federales cañonean el cerro de Santa Rosa.

Para las 5, Carrillo declara ante el Consejo de Guerra Extraordinario, el cual lo declara formalmente preso. Su personal será reconcentrado en Gómez Palacio, llegando al lugar una hora más tarde.

De las 6 a las 10 de la noche reina la calma.

A las 11 Ángeles determina la nueva organización de la artillería. 20 minutos después se escuchan tiroteos por el centro aumentando paulatinamente. El ataque es frenético, la derecha i la izquierda se mantienen inactivas. Parra las 12 de la noche cesa el fuego.

1 de abril

Entre la una y dos de la noche hay pequeños tiroteos en el centro e izquierda. La derecha comienza a sonar hasta las 3. Unos Federales pretenden salir por la cuesta de La Fortuna. El fuego aumenta por momentos y los federales tienen que retornar.

A las cuatro de la madrugada se notan escaramuzas en el centro y parte de la izquierda. Los fuertes permanecen quietos.

A las cinco de la mañana los Federales cañonean nuevamente el cerro de Santa Rosa, le sigue el de Calabazas. Más de cien granadas caen la Alameda de Gómez Palacio. No muere ningún Constitucionalista.

Siendo las 6 de la mañana los Constitucionalistas atacan por toda la línea de la izquierda. El combate dura 2 horas obteniéndose algunas posiciones. El centro y la derecha solo mantienen ciertos tiroteos.

Una vez más se bombardea el cerro de Santa Rosa, además de Gómez. Más de 300 granadas truenan sobre la ciudad. Solo una baja y un herido, además de 2 civiles muertos.

Los trenes en Gómez son atacados, pretendían llevar a 660 heridos a Chihuahua. Se retiran por dicho acto a un kilómetro de distancia.

De las 9 a las 10 de la mañana continúan los cañoneos pero con menor intensidad. Villa exhorta a los oficiales que guiaba Carrillo, a que procuren tomar lo fuertes que aún tienen los Federales. Solo de esa manera pueden salvarle la vida al General Carrillo ya preso en Gómez. Los oficiales juran combatir hasta la muerte o la victoria.

Llegan al Cuartel Militar miles de bombas de dinamita, estas serán usadas por la noche.

A la una de la tarde se planta una línea telefónica desde Gómez hasta el cerro de Santa Rosa. Villa suspende el Consejo que se formó contra Carrillo, ordenando que sea conducido a Chihuahua siendo indultado.

A las 3 de la tarde llega a Gómez Palacio el Gobernador de Durango, el Ing. Pastor Rouaix.

Una vez más a las 4 de la tarde los Federales bombardean Gómez Palacio sin bajas aparentes.

Villa pasa revista al Batallón de Zapadores formado por tropas que estaban a cargo del General Carrillo. Al municionarse, pasa a las órdenes del Coronel Martiniano Servín. Se les ordena que se surtan de bombas siendo preparado su ataque para las 7 de la tarde.

A las 6 de la tarde llegan los trenes provenientes de Chihuahua, aquel que transportaría a unos de los mejores hombres de las Brigadas Juárez y Villa. Son 800 al mando del General Luis Herrera. Entre ellos, vienen los Tenientes Benito Artalejo y Martin López

Siendo las 7 de la tarde, Villa recibe parte oficial del General Toribio Ortega, quien le reporta haber derrotado en la Hacienda Bolívar a los federales que venían de Monterrey a apoyar a las tropas de Torreón. Las bajas Federales rondan los 50 muertos, así como más de 50 prisioneros. Después de ser derrotados, los Federales se replegaron a san pedro de las Colonias. Las bajas de Ortega fueron menores, 5 muertos y 8  heridos.

Las tropas frescas que recién llegan de Chihuahua, marchan al frente. La artillería de Ángeles bombardea Torreón desde el cerro de Santa Rosa y desde puntos ocultos. Es el inicio del avance a gran escala que está por comenzar.

Son las 9 con 10 minutos. Comienza el formidable ataque por el Centro. Por momentos, avanzan al centro de la ciudad.

La derecha comienza su ataque a las 9:40, su rápido avance tiene sus frutos, se apoderan de las alturas del Cañón del Huarache. Por su parte, la izquierda y los infantes al mando de Herrera y del Coronel Servín, llegan al centro de la ciudad. El combate es generalizado. La artillería de Ángeles se concentra al centro y a la derecha, cesando el fuego a las 10.

10:15 de la noche. Torreón está a la sombra, se queda sin energía eléctrica.

El combate continua por la izquierda hasta la media noche. Son muchos los heridos Constitucionalistas. Herrera y Servín se la juegan de todo a todo en el centro de la ciudad. Siendo las 12 con 20, cesa el fuego en todas las líneas.

Para la una de la mañana del 2 de abril, Torreón sigue a oscuras.

1:35 am. El centro vuelve a la carga. La dinamita se escucha con frecuencia.

2:00 am. El fuego continúa en el centro. La izquierda inicia un ataque fuerte. El centro llega hasta las fortificaciones que los Federales tienen en la Presa del Coyote. La lucha es cuerpo a cuerpo. Los Constitucionalistas pierden a Benito Artalejo, quien con bravura al frente de sus hombres, logro gran empuje en su frente. También murió el Coronel Pablo Mendoza, El Mayor Jaques, segundo en jefe de la Brigada Carrillo, así como el Mayor Virgilio Carrillo.

La confusión se da en ambos bandos. Son muchos los muertos por las dos partes. Los caídos Villistas son 62, más 250 heridos. Las tropas de Herrera y de Martiniano Servín son los que más sufren bajas.

Las fuerzas al mando del Coronel Miguel González toma por asalto el fuerte de Calabazas, mismo que se sitúa al centro de la derecha. La extrema derecha la comanda el Coronel Eladio Contreras, quien se apodera del Fuerte La Polvareda.

La izquierda logra también importantes victorias. Se apoderan de 2 cuarteles asiéndose de 2 ametralladoras. Ocupan 8 manzanas de Torreón.

En el campo los Federales dejan 150 muertos. Caen 16 prisioneros.

Para las 3 de la noche el fuego de fusil se reduce, pero rugido de la dinamita es más intensa.

La derecha está inquieta. El centro combate pero ligeramente.

Son las 4 de la mañana  y el centro así como a izquierda siguen combatiendo, tal parece que la línea está avanzando uniformemente.

5:00 am. Solo se escuchan aislados disparos en la entrada del cañón del Huarache. Los Federales intentan recuperar el Fuerte Calabazas. Los Constitucionalistas han dejado en el lugar a pocos hombres, por lo que es recuperado.

El asalto general de la noche ha sido formidable por parte de los Constitucionalistas. Ha sido el asalto más sangriento llegando incluso a la lucha cuerpo a cuerpo.

Todas las líneas mantienen la calma de las 6 de la mañana a las 8, que es la hora en que los Federales atacan Santa Rosa y Gómez con su artillería.

20 minutos dura el intenso cañoneo. Son heridos varios civiles. La artillería de Ángeles no contesta. Los Federales pretenden crear pánico entre los Constitucionalistas al arrojar sus bombas a discreción.

El Cuartel General de Villa se muestra extraño por tan inusitado bombardeo. La Brigada Sanitaria levanta de las calles 5 heridos y 2 muertos.

El cañoneo menos fuerte pero constantemente hasta el mediodía. Los Jefes de Regimientos y Brigadas reciben la orden de mantener las líneas y dar descanso a las tropas.

El Hospital de Sangre ha recibido tan solo del centro y de la derecha, a 420 heridos. Entre ellos, se encuentran los Mayores José L. Prieto y el Capitan Paliza, quienes días antes se habían unido a las tropas Constitucionalistas desertando de las Federales.

A las 2 de la tarde, llegan al Cuartel General los Generales Ortega y Hernández con 48 prisioneros que se hicieron en el combate de Bolívar. Villa ordena que el General Rosalio Hernández tenga el mando de las Brigadas que sitian a los Federales en San Pedro de las Colonias

Villa acuerda con Ángeles a las 3 de la tarde, los planes de ataque que deberán realizarse.

El Coronel Mateo Almanza de la Brigada Morelos, es quien defiende Santa Rosa, mismo que es nuevamente cañoneado por los Federales a las 4 de la tarde.

Un fuerte viento aparece por la izquierda. La polvareda disipa el horizonte, Los Federales aprovechan para hacer movimientos. Los reservistas refuerzan las líneas.

7:00 pm. Comienza un impresionante incendio en el centro comercial de Torreón. Lo siguen prontamente 3 incendios más. Las llamaradas iluminan siniestramente el horizonte. Se escuchan granadas en el lugar donde se ubica el primer incendio. Comienzan los rumores que los Federales han comenzado la evacuación de la plaza, y que al no poder transportar sus municiones, le han prendido fuego.

Se escuchan unos cañones y fuerte tiroteos en el cañón del Huarache. La izquierda solo presenta ligeros tiroteos.

Entre las 9 y 10 de la noche los incendios se controlan. Ángeles sale en automóvil para reconocer el terreno.

Los perros ladran al fondo de Torreón. Aparentemente los Federales están haciendo movimientos de retirada. No son atacados ya que a las líneas se les ha dado instrucciones de no avanzar. Han dejado una salida por la izquierda.

Llega al Cuartel General de Villa un civil, este le informa al General en Jefe que los Federales han evacuado la Plaza de Torreón. Aparentemente van en dirección al Rancho de Mieleras.

La noticia se expande rápidamente por las líneas, pero nadie festeja la victoria. Los Constitucionalistas deseaban aniquilarlos.

11 días ha durado la toma de Torreón. La División del Norte no se muestra contenta, al contrario, se muestra enojada a pesar de su victoria, con ánimos de venganza por sus caídos en combate.

A las 11 de la noche llega la prensa y el Cónsul Americano ante la presencia de Villa. El General en Jefe les autoriza a comunicar a todas las partes de mundo la noticia de la plaza de Torreón, la plaza inexpugnable como lo llamaba la prensa comprada por la Federación.

Villa, telegrafía a Carranza para comunicarle lo acontecido. Los Federales han escapado rumbo a Viezca aprovechando le polvareda de aquellos vientos que ayudaron a camuflar su escape.

Fuerzas Constitucionalistas:

1781 muertos.
1937 heridos.

Fuerzas Federales:

2360 muertos.
3257 heridos.
1500 desertores.
1491 prisioneros a manos de la División del Norte.

Pronto vendría la batalla por San Pedro de las Colonias. Después, Paredón, resentiría la fuerza y el coraje de las tropas de la División del Norte al arrasar 5000 federales en 15 minutos, convirtiéndose en la batalla épica de la Revolución Mexicana.

La masacre de San Pedro de las Colonias.

Después de la toma de Torreón, se restableció del orden prontamente; los incendios se controlaron y volvió la electricidad.

Al ver la situación de las tropas Federales en Torreón, se mandó apoyo de Monterrey y Saltillo. Las primeras en llegar fueron aquellas que Benavidez colapso, esto, debido a que se trataban de rurales precariamente entrenados.

Los Federales replegados de Torreón se establecieron en San Pedro de las Colonias, cuyo mando respondían a los Generales Javier De Maure y Arnaldo Casso López, entre otros, mismos que habían llegado al auxilio pedido, y que desgraciadamente, había sido su llegada muy tardía. Al ver que no podían cruzar al auxilio de Velasco, pidieron más ayuda a Saltillo y a Monterrey, recibiendo más hombres y pertrechos.

Velasco que escapaba a Viesca, era visto por derrotado, pero era de gran riesgo seguir en su persecución para aniquilarlo, ya que San Pedro podría recibir constante ayuda. Es por ello, que Villa decide atacar San Pedro de las Colonias.

El 3 de abril Villa ordena salir a las siguientes tropas rumbo a San Pedro de las Colonias:

Brigada del General Robles.
Brigada del Coronel Raúl Madero.
Fuerzas de los Generales Maclovio y Luis Herrera.
Brigada Zaragoza con parte de la artillería, entre ellos los ya famosos El Niño y el Chavalillo.

Todos al mando del General Urbina.

En San Pedro, yacían las fuerzas Federales:

La División del Norte Federal,  General García Hidalgo. (1700 tropas y 2 cañones)
De Maure (1700 tropas y 4 cañones),
Romero. (500 tropas)
División del Bravo, comandada por el General Maass (1300 tropas y 4 cañones)
800 tropas al mando de otros Generales.

En el centro de la línea de los Constitucionalistas, se encontraban las tropas de las brigadas de Tomas Urbina, Rosalio Hernández, José Rodríguez, así como las de Maclovio Herrera.

A la derecha, que se extendía hasta el sur, se encontraban las fuerzas de Calixto Contreras, Robles, Benavides y Raúl Madero

En el ala izquierda al norte, se encontraban las tropas de Toribio Ortega, Miguel González, así como las de Toribio de los Santos.

El 5 de abril se dio la orden para que las tropas avanzaran. El centro fue el que marco la iniciativa. La lucha duro hasta las primeras horas del día 6, colocando el avance hasta unos 500 metros de la estación del ferrocarril.

Mientras se iniciaban los acontecimientos en San Pedro, Velasco en Viesca se organizaba. Le ordeno a la caballería de Argumedo su avance al norte para contactar a sus semejantes en San Pedro. Mientras tanto, el trataría de mover el grueso de sus tropas para unírseles.

Villa se entera del movimiento de Benjamín Argumedo, quien logra penetrar a San Pedro por el sur- este tras leves tiroteos.

El día 7, se trató de mandar de San Pedro a Viesca municiones y bastimentos, escoltado por el mismo Argumedo. Al enterarse los Constitucionalistas apostados entre Santa Elena y la Candelaria, les hicieron frente. El ataque hizo que retrocediera Argumedo a San Pedro.

Un día después, Argumedo vuelve insistir en la encomienda tan importante que se le había encargado, esta vez su fuerza era de una imponente columna de 2000 hombres que custodiaban los cargamentos, además de una batería.

La batería trono sobre Santa Elena, pero la infantería Revolucionaria los ataco con tal fiereza que los hizo retroceder. Al apoyo, los Federales mandaron 2000 hombres más, que si bien si no hubiesen llegado a tiempo, hubieran perdido su artillería ante el avance de los Constitucionalistas. En dicho movimiento los Federales perdieron a 200 hombres

Al ver que era imposible la salida del convoy, el General Joaquín Maass ataco sobre la derecha Villista, aprovechándose Argumedo de tan valerosa acción, para lograr salir al costo de 300 hombres más. 500 sumaban las perdidas, entre muertos, heridos y prisioneros, por la tan patética maniobra de salir al “rescate” de Velasco.

Se toparon en la Hacienda Soledad, recibió medio millón de cartuchos y el bastimento que venía en el convoy escoltado por Argumedo. Velasco se unió a las fuerzas de los Generales De Maure y Paliza, tropas que incluían el refuerzo de protección del convoy de Argumedo.

Al ser provisionadas las fuerzas, todas las tropas salieron rumbo al norte, para entrar en escena en la batalla por San Pedro de las Colonias. Velasco, De Maure, Paliza, así como Argumedo, los lideraban.

El día 9 llega Villa a las inmediaciones de San Pedro, ya que se encontraba organizando la reconstrucción de Torreón. Con él, viene el resto de sus fuerzas y artillería. Urbina le da el parte hasta el momento, por lo que Villa junto con Ángeles, recorren las líneas para determinar las maniobras a seguir.

Acuerdan reconcentrar toda la División del Norte, para que en 24 horas, dar por terminados los combates.

En Soledad, había confusión Federal entre la caballería de Juan Andreu Almazán, jefe de la vanguardia de Velasco, y las tropas De Maure, Argumedo y de Paliza, que ya se encontraban en el lugar esperando impacientemente que Velasco se les uniera.

Un oficial a las órdenes de Almazán, y que en Torreón había combatido bajo las órdenes de Ocaranza, hasta que cayó herido, entro a Soledad gritando vivas a Ocaranza. Las tropas apostadas en Soledad, pensaron que las vivas eran referentes a Carranza, por lo que abrieron fuego a la avanzada de las tropas de Velasco. Los Federales entraban en confusión constantemente.

Las tropas de Torreón de Velasco venian mas integras, pero las de De Maure y Paliza que venian de San Pedro, la contaminaron de desánimos por lo que sucedía en aquel pueblo.

10 de abril. Yacen en San Pedro entre 5000 y 5500 Federales. Desde dentro, es dirigida la pelea por Maass, quien defiende el norte y el poniente, hasta el lado del panteón.

Para el medio día, los Constitucionalistas habían levantado a los Federales en casi toda la línea de fortificaciones, haciendo muy lento el avance ya que las fortificaciones les impedían rapidez.

Para las 3 de la tarde no bajaban de 1000. El ataque era más crudo por el lado del panteón. Los Constitucionalistas estaban dejando sin Estado Mayor a los Federales, caían como moscas. Todo iba bien hasta que la artillería de Ángeles ceso el fuego, esto, debido a que las municiones se habían terminado.

Desde Buenavista se sintió la presencia de Velasco, que ya venía de Soledad. La artillería de Ángeles apostada ya en el panteón pero sin municiones, tuvo que partir junto con las tropas del ala derecha (sur de San Pedro).

Para las 6 de la tarde llegaron las tropas de Soledad al teatro de San Pedro. De esa hora hasta las 10 de la  noche.

Partió de esa posición, las tropas de Raúl Madero  a campo traviesa para no tener encuentro con Velasco, que a su avanzar lento, le permite a Madero mover su infantería y artillería sin problemas entre el accidentado monte.

Villa opta por que Velasco se reúna a las tropas de San Pedro, la moral de ambas al verse juntas, entrara en colapso. Los Federales en San Pedro ya se defendían hasta de los habitantes, al incendiar viviendas para ese propósito, ya que era un pueblo Revolucionario.

Velasco reprocha la conducta de los Generales al quemar las viviendas. Mal agradecido, no ve que las bajas suman más de 1000, solo por mandarle la ayuda necesaria a Viesca rescatándolo de la posible aniquilación Villista.

El día 12, dos días después de la unión de las fuerzas Federales en San Pedro, Villa da las órdenes para la estocada final. Ordena el ataque sobre la madrugada del día 13.

3:30 am. El empuje llega a menos de 100 metros del Cuartel Federal. Es herido Velasco y deja el mando. Le ordena al General Romero tomar las riendas de la defensa, pero este se niega. Maass toma el mando general.

El panteón se desbanda ante el impulso de los Villistas. Un Coronel Federal se suicida ante la barbarie Villista. Muchas tropas Federales pertenecen al General García Hidalgo. Mueren más de 600.

En la estación rompen la línea Federal, pero estos rescatan sus cañones.

Son las 10 de la mañana. Los Federales casi se encuentran sin acción. El campo de batalla se ve sembrado de cadáveres.

Por la tarde vuelven los incendios de los Federales, por lo que mantienen sus líneas ahora con más dureza.

Argumedo por el sur, y Almazán por el Norte, hacen movimientos con sus respectivas caballerías. Los cañoneos federales decrecen, tal pareciera están planeando la retirada de la infantería protegiendo la retaguardia la caballería. Es lo que piensan los Villistas, pero después se sabe, que se trataba de un ataque de pinzas como última esperanza de los Federales.

Villa ordena el quebranto de la caballería de Argumedo, por lo que retrocede en desorden. A
Almazán se le cierra el paso pero con pericia se mueve, acrecentándose el fuego en toda la línea. Poco después de la media noche, los Federales comienzan a evacuar. Algunos por tren, la mayoría por tierra, sin el amparo de sus Generales.

Al entrar a San Pedro los Constitucionalistas, se encuentran montones de heridos. Se encuentra mucha artillería, impedimenta, granadas, carros de municiones, trenes con sus locomotoras. Tantos eran los heridos, que en una bodega que se utilizaba para guardar semilla de algodón, se encontraban 600.

La tropa Villista se presentaba ante sus oficiales, trayendo cada uno de 4 a 5 prisioneros.

Villa tras ordenar el control de todos los incendios, telegrafía a Carranza solicitando fondos para el levantamiento de San Pedro de las Colonias, y poder así sus habitantes, continuar sus vidas normales antes de la llegada de la guerra.

Villa se dirige a Felipe Ángeles: “Esas tropas van con ánimo de no encontrar nunca otras fuerzas revolucionarias”.

Los Federales muchos a pie, se reconcentran en Hipólito. Ángeles pide a Carranza que ponga a trabajar a Pablo González, que está por atacar Salinas Victoria Nuevo León, en su obsesión por entrar a Monterrey, y que salga a la cacería y aniquilamiento definitivo de los Federales, que escapan desamparados.

Pablo González aísla sistemáticamente a Monterrey y hace caso omiso o definitivamente no pudo, sabotear las vías férreas de Saltillo a Torreón, en el apoyo solicitado por Villa para evitar el aprovisionamiento de las fueras federales apostadas en esa plaza.

La División del Noreste al mando de González, avanzaba con estrategia inteligente, como jugando al gato y al ratón. No contaba con la gallardía de la División del Norte, incluso se daban el lujo de agarrar el pedo antes de entrar a Monterrey en la Cervecería Cuauhtémoc. Como aquella caballería de Argumedo, que después se supo, estando alcoholizados, no pudieron con el ataque a los Villistas y tuvieron que escapar de ese ataque de pinza que pretendían hacer junto con la caballería de Almazán, por el sur de San Pedro.

Resguardándose posteriormente entre Saltillo, Ramos Arizpe y Paredón, 15 mil Federales se encuentran sin un estratega capaz de frenar el avance de la División del Norte.

A la caída de Paredón, por el sigiloso movimiento ideado por Felipe Ángeles, así como el ataque tempestivo que décadas después los nazis harían recurrente, los Federales escaparían a Zacatecas ante la rebeldía de Villa, y la inteligencia de Ángeles, una combinación que ningún ejercito del mundo tenía.

Entre el día 12 en Torreon, hasta el 14 de mayo en San Pedro, fueron embarcados en plataformas de ferrocarril, 36 cañones con sus mulas de tiro, municiones e impedimenta. En la plaza de Saltillo, estaban concentradas muchas tropas federales a las órdenes del General Joaquín Mass.

Las fuerzas de la División del Noreste, mandadas por el general Pablo González, ocuparia la plaza de Monterrey. Cuando Villa atacó Torreón, ésta se hallaba guarnecida por tropas al mando del general José Refugio Velasco, a quien continuamente le llegaban refuerzos de Saltillo por la vía de San Pedro, a pesar de la urgencia con que Villa pedía al Primer Jefe, que Pablo González cortase las vías férreas entre Saltillo y Torreón, para impedir tales refuerzos.

En Paredón se encontraba un destacamento federal de unos cinco mil hombres a las órdenes de los generales Ignacio Muñoz y Francisco Osorno. La vía férrea estaba destruida totalmente en el cañón de Josefa, entre esta estación y la de Amargos en una longitud de 29 kilómetros. Al día siguiente se supo que en Ramos Arizpe se encontraban unos dos mil soldados mandados por Pascual Orozco, reconcentrándose en Saltillo como quince mil hombres a la orden del general Mass.

El 15 de mayo continuó el arribo de trenes a la estación Saucedo. El general Felipe Ángeles fue informado de que Villa acababa de llegar a Hipólito, ya que no pudo continuar su convoy por la aglomeración de trenes. Ángeles se dirige a Alessio.

- Desde Hipólito donde se encuentra el general Villa con la mayor parte de nuestras tropas, hay que despachar una fuerza que por caminos de travesía ocupe la estación Zertuche, entre Paredón y Ramos Arizpe, amenazando de esta manera la línea de comunicación del enemigo. La caballería y la infantería deben marchar sobre Paredón, siguiendo el cañón de Josefa; la artillería, que no puede pasar por dicho desfiladero, debe dar un rodeo por La Tortuga, Treviño y Las Norias. Tome usted una locomotora, marche a Hipólito a conferenciar con el General Villa, muéstrele este mapa, y propóngale la ejecución del plan de operaciones.

La locomotora recorrió en unos cuantos minutos los 19 kilómetros entre Saucedo e Hipólito. Alessio Robles encontró en el carro especial del general Villa a su secretario, Aguirre Benavides, al Lic. Jesús Acuña, al Mayor Lucio Dávila, así como al General Toribio Ortega. Escuchando todos las explicaciones del Coronel Alessio Robles sobre el plan de batalla de Ángeles, ordenan bajar todas las tropas de los trenes y emprenden la marcha rumbo a Saucedo.

16 de mayo de 1914. 3:00 pm.

La infantería y caballería se internan en el cañón de Josefa. La artillería, protegida por una pequeña fuerza de caballería, pasa por las estaciones de Treviño y Leona, llegando a Las Norias. Son informados de que tropas del general Coss, habían destruido la vía entre Saucedo y Josefa, después de que Velasco y Mass regresaron derrotados de San Pedro.

3:30 pm.

La artillería se encuentra acampando en la Hacienda de Las Norias, mientras la caballería e infantería se dirigían hacia ellos por el cañón de Josefa.

Los Federales no habían sentido la aproximación de los Revolucionarios, esperaban que se entretuvieran reparando la vía entre Saucedo y Paredón.

Domingo 17 de mayo de 1914, un siglo y un año en el tiempo.

5:00 am.

Las 36 piezas de artillería ya habían emprendido la marcha, ocupando con sus armones y carros varios kilómetros de un camino muy malo, bordeado por mezquites y huizaches. Una polvareda baja, marca la enorme profundidad de la columna. El general Ángeles, nervioso y dinámico la revisa de principio a fin. Las piezas y carros conservaban sus distancias. Los cañones comienzan a brillar al sol de la mañana. Las mulas quintoqueñas, llamadas así ya que procedían de Kentucky, robustas y fuertes, están enjaezadas con arneses flamantes. Los oficiales y tropas marchan animosos y confiados.

A galope el General Ángeles recorre de nuevo la columna por uno de los flancos, abriéndose paso entre los mezquitales hasta rebasar la cabeza de la columna, prosiguiendo su marcha pasando Fraustro hasta las cercanías de Paredón.

Adelante se divisa una enorme polvareda. Varias legiones de jinetes desfilan por diversos caminos en varias columnas. La poderosa artillería, desfila a la zaga de las caballerías. El General Felipe Ángeles localiza al Estado Mayor del General Villa, quien es rodeado de una imponente escolta: los famosos “dorados”.

- General, voy a adelantarme para escoger los emplazos de las baterías.

Ángeles se dirige al frente lo más rápido que puede, mientras se aleja poco a poco del grueso de la columna.

Desfilan a galope. Se ven a lo lejos los dragones de la División del Norte; brigadas y regimientos nuevos, pero de historial épico y brillante:

Brigada Benito Juárez, de Maclovio Herrera.
Brigada Hernández, al mando del General Rosalío Hernández.
Brigada Villa, comandada por José Rodríguez.
Brigada Robles, comandada por el zacatecano José Isabel Robles.
Brigada Juárez, comandada por Severino Ceniceros, por caer su jefe el General Calixto Contreras.
Brigada Zaragoza, comandada por el Coronel Raúl Madero, al quedar Eugenio Aguirre Benavides como jefe de Armas en Torreón.

Todos los soldados fuertes y jóvenes, llenos de brío y de entusiasmo. En ellos están representados los robustos hijos de Chihuahua, de Zacatecas, de Durango y de Coahuila, quienes producían la sensación de fuerza pareciendo Centauros. Aquellas masas formaban una incontenible avalancha.

Ángeles y los oficiales de su Estado Mayor, se adelantan hasta el rancho San Juan.

Paredón, 10:30 am.

Los Federales se sorprenden al detectar a las columnas que avanzan hacia ellos. Abren fuego desesperados, pero aún no están a tiro. Se da la señal de alarma. Las trompetas resuenan en la estación alertándose los miles de Federales que son sorprendidos por la iniciativa de la División del Norte.

VA A COMENZAAAAR
EL ATAQUE SE VA A COMENZAAAR
SI NO TIENES CUIDADO DE TODO TE VAN A MATAAAAAAR

VA A COMENZAAAAR
EL ATAQUE SE VA A COMENZAAAR
SI NO TIENES CUIDADO DE TODO TE VAN A MATAAAAAAR

CUBRETE CUBRETE CUBRETE
SI NO QUIERES MORIIR
EN EL ATAQUE NO QUIERES MORIIIR
HAY QUE VIVIIIIIIIIIIR

Todos los Federales se ponen alertas por las trompetas, señal de inminente batalla.

La metralla de la artillería Federal explota en el aire.

Ángeles prevé que se desarrollara una batalla formal, manda a Cervantes a la retaguardia con órdenes para el mayor Gustavo Bazán, para que avance con la artillería a galope para que tome parte en la acción, además de apoyar a las otras armas.

Llega Villa con su Estado Mayor ante Ángeles. Uno de los Dorados lanza una granada al frente, es la señal convenida para el inicio de la carga. La metralla de aquella granada hiere al Coronel Roque González Garza.

Un huracán de caballos y hombres pasa raudo por los flancos del Estado Mayor. Es un espectáculo grandioso. Seis mil caballos envueltos en una nube de polvo y sol. Es el más imponente que ha presenciado en toda su vida el Coronel Alessio.

Los Federales siguen tronando la artillería, esta vez con más intensidad. Crepita la fusilería, tabletean las ametralladoras, las trompetas de batalla no dejan de sonar.

La Brigada Zaragoza va a la cabeza. Cervantes regresa con prisa para no perderse la acción. Se encuentra que las tropas barren las posiciones de los Federales y desbordan los flancos que apenas acaban de ordenar.

La caballería Federal mucha de ella sin ensillar, se alista para entrar en la batalla.

Llegan 4 baterías del Mayor Gustavo Bazán, se forman en la columna y se adelantan a galope.

Los Constitucionalistas avanzan tan rápido que confunden sus líneas. Ángeles junto a su Estado Mayor, es atacado por sus mismas tropas al confundirlos con Federales.

Los Federales comienzan a retroceder al ser superados fácilmente por la avanzada feroz. Las trompetas dejan de sonar, se dispersan y escapan en todas direcciones.

10:45 am.

Los Federales rompen por completo sus formaciones.

Aparecen de pronto por el flanco derecho alrededor de 1000 dragones. La caballería Federal ha llegado tarde a la escena. La Juárez y la Villa se lanzan resueltas contra ellos. Estos vacilan y vuelven grupas. Si tan solo hubieran llegado 5 minutos antes quizás se hubiese salvado la formación Federal.

El combate ha terminado sin que la artillería de Bazán hubiera tenido ocasión de quemar un solo cartucho.

El fuego se aleja y continúa por algún tiempo, es fuego de retirada.

Se escuchan repetidos disparos en las cercanías, son los Villistas que con marcada adrenalina, disparan a discreción a los Federales ya rendidos.

Por la tarde, continúan llegando prisioneros hasta formar un total de 2101. Todos los trenes de los Federales han sido capturados; todas sus municiones y toda su impedimenta.

10 cañones y más de 3000 fusiles. La División del Norte ya cuenta con 46 piezas de artillería.

El General José Isabel Robles, persigue a la caballería Federal dirigida por el General Miguel Álvarez, quien se dirige a Saltillo por Mesillas y el Valle Perdido, en el municipio de García Nuevo León.

15 minutos bastaron para arrasar a los Federales, quienes nunca se esperaron el singular ataque. Un gran error de los Generales, que pensando que con dinamitar las vías del tren, ralentizarían el avance de los Constitucionalistas.

Ese importante bastión para el control del ferrocarril, Paredón, ocupado. Hipólito a la izquierda con la aglomeración de trenes, Monterrey a la derecha ocupada por el General Pablo González. Los Federales no tenían otra salida más que el sur, escaparían a Zacatecas.

Carranza manda a la cacería a los Generales Pánfilo Natera y Domingo Arrieta. El 10 de junio mientras Villa se encuentra en Chihuahua, esperando tener éxito, Carranza le solicita apoyo para los Generales que atacan Zacatecas. El día 11, le manda pedir 3 mil hombres para que reforzaran a Natera, contestándole Villa que lo mejor sería mandar a toda la División. Un día después, Carranza le pide que mande al General Robles junto con 5 mil hombres. Robles estaba indispuesto por enfermedad, y la vía de Torreón a Zacatecas se encontraba destruida, por lo que Villa le menciona a Carranza que puede mandar ayuda pero dentro de 5 días.

- Señor, ¿quién les ordeno a esos Señores fueran a meterse a lo barrido sin tener seguridades del éxito completo, sabiendo usted y ellos que tenemos todo para ello? Ahora, si usted cree que yo estorbé a la División que forman los antes dichos Generales y quiere que alguna persona reciba la fuerza de mi mando, desearía saber quién es ella, para que si la juzgo apta y capaz para que se cuide de ellas, como yo mismo, está bien; pues yo hago a Ud. esta observación con el único fin de cuidar de mis soldados y como soldado más fiel que rodea a usted. Sírvase contestarme sobre estos puntos lo que a bien tenga.

Carranza excusándose de su error o conveniencia de darle más poder a Villa, le contesta que Natera le había confiado tomar Zacatecas con la ayuda de Arrieta, y que al comenzar habían tomado Guadalupe, Las Mercedes y los puntos próximos al Grillo, pero que fueron rechazados en la Bufa y en la Estación. También le recrimina a Villa que no hubiera tomado Torreón, si no fuese por las fuerzas de Robles, Urbina, Contreras y Arrieta, a las órdenes de Carrillo, todas mandadas para apoyo por Carranza, por lo que Villa le contesto.

- Estoy resuelto a retirarme del mando de la División. Sírvase decirme a quién le entrego.

El día 12 Natera y Arrieta fracasan en la toma de Zacatecas.

Carranza acepta la renuncia, y le pide que se encargue del Gobierno del Estado de Chihuahua. Pide convocar en la oficina telegráfica a los Generales Ángeles, Robles, Urbina, Contreras, Aguirre Benavides, Ceniceros, J. Rodríguez, M. Herrera, Ortega, Servín y Máximo García. Al ser reunidos al día siguiente, conferencian con Carranza enterándose de la dimisión de Villa, por lo que le instan al Primer Jefe junto con los Generales Toribio Ortega, Rosalío Hernández, Orestes Pereyra, Trinidad Rodríguez, Mateo Almanza y los Coroneles Manuel Medinabeytia y Raúl Madero, a que considere la aceptación de la renuncia del General Francisco Villa.

Carranza les contesta que nombren a un nuevo General de División, por lo que los Generales le responden que ellos podrían dejar el mando de sus tropas, y que además, no se debía de privar a la causa a un elemento de guerra tan valioso como el General Villa.

Carranza les responde que no era posible que cambiara de opinión, por lo que los Generales se rebelan por completo ante el primer Jefe, mandándole un comunicado tajante.

- La resolución irrevocable que hemos tomado de continuar luchando bajo el mando del señor General Francisco Villa, como si ningún acontecimiento desagradable hubiera tenido lugar ayer, ha sido detenidamente meditada en ausencia del Jefe de la División del Norte; nuestras gestiones cerca de este Jefe han tenido éxito y marcharemos prontamente al Sur.

Habían decidido entre todos en ausencia de Villa, seguir su marcha rumbo a Zacatecas, todos, toda la División del Norte completa.

Carranza les recrimina que es de su preceder, nombrar el nuevo Comandante de División, pero al anticipar probables problemas recuentes a su decisión, insto a que fueran ellos mismos los que tomaran la decisión de nombrar al nuevo General. Carranza, recibe como respuesta un telegrama avallazador.

- Su último telegrama nos hace suponer que usted no ha entendido o no ha querido entender nuestros dos anteriores. Ellos dicen en su parte más importante, que nosotros no tomamos en consideración la disposición de usted que ordena deje el General Villa el mando de la División del Norte, y no podríamos tomar otra actitud en contra de esa disposición impolítica, anti constitucionalista y antipatriótica.
Hemos convencido al General Villa de que los compromisos que tiene contraídos con la Patria, lo obligan a continuar al mando de la División del Norte, como si usted no hubiera tomado la malévola resolución de privar a nuestra causa democrática de su jefe más prestigiado, en quien los liberales y demócratas mexicanos tienen cifradas sus más caras esperanzas. Si él lo escuchara a usted, el pueblo mexicano, que ansía el triunfo de nuestra causa, no sólo anatematizaría a usted por solución tan disparatada, sino que vituperaría también al hombre que en camino de libertar a su país de la opresión brutal de nuestros enemigos, abandonaba las armas por sujetarse a un principio de obediencia, a un jefe que va defraudando las esperanzas del pueblo, por su actitud dictatorial, su labor de desunión en los Estados que recorre y su desacierto en la dirección de nuestras relaciones exteriores.

Sabemos bien que esperaba usted la ocasión de opacar un sol que opaca el brillo de usted y contraría su deseo de que no haya en la Revolución hombre de poder que no sea incondicional carrancista; pero sobre los intereses de usted están los del pueblo mexicano, a quien es indispensable la prestigiada y victoriosa espada del General Villa.

Por lo expuesto participamos a usted que la resolución de marchar hacia el Sur es terminante, y por consiguiente no pueden ir a esa (Saltillo) los Generales que usted indica.

Firman:

Calixto Contreras.
Tomás Urbina.
Mateo AImanza.
Trinidad Rodríguez.
Severino Ceniceros.
Eugenio Aguirre Benavides.
José E. Rodríguez.
Orestes Pereyra.
Martiniano Servín.
José Isabel Robles.
Felipe Ángeles.
Rosalío G. Hernández.
Toribio Ortega.
Maclovio Berrera.
Máximo García.

El 15 de junio llega a Torreón el General Manuel Chao, quien le manda un telegrama a Carranza apoyando a los demás Generales.

El día 20 de junio, Ángeles junto con Pánfilo Natera, se encuentran inspeccionando los alrededores de Zacatecas. Escribe en su diario: “En la cima del cerro cercano vimos un panorama hermoso. A la derecha el valle de Calera y Fresnillo, muy grande, y muy allá abajo, con muchos poblados disueltos en la radiosa luz de la mañana. Al frente, un extremo de la ciudad de Zacatecas, entre los cerros del Grillo y de la Bufa; dos formidables posiciones fortificadas. Entre los dos cerros, allá en el fondo, detrás de la punta visible de la ciudad, el cerro de Clérigos. Detrás de la Bufa, una montaña coronada por una meseta muy amplia, azuleando en la lejanía, bajo algunas nubecillas vaporosas, como copos de algodón ingrávido. A nuestra izquierda, un talweg que arranca casi de nuestros pies y remata cerca de Guadalupe; pueblo que no se ve, pero que se adivina detrás de un cerrito cónico. En la misma dirección, y más lejos, el espejo de una laguna, en cuyas orillas se ven alegres caseríos. Y entre nosotros y Zacatecas dos líneas de lomeríos, una hacia el Grillo y la otra hacia la Bufa, partiendo de las ruinas de un caserío de adobes, que fue en otro tiempo la Mina de la Plata.”

El cerebro de Paredón, planeaba la toma de Zacatecas, pero esa, esa era otra historia.

In Memoriam.

A 101 años de la batalla de Paredón. Domingo 17 de mayo de 1914. 10:30 am.

Bibliografía:

Cartucho: Relatos de la lucha en el Norte de México. Nellie Campobello. 1931.
Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa. Nellie Campobello. 1940.
Convención Revolucionaria de Aguascalientes. Vito Alessio Robles.

La Batalla de Torreón. Apuntes para la historia. Roque González Garza, Ramos Romero y Pérez Rul. 1914. 1962 Segunda edición.