No sé si aplique el termino, por lo de la vida entera, pero lo más seguro es que una década más si se avienta el morro.
Hace unas semanas me subí al colectivo, dirigiéndome a García por Lincoln iba en por Nogalar cuando me percate de una señora quien viajaba supongo yo era su hijo o nieto. Pelo lambido, flaco en extremo, babeante, blanquito, apenas se sabía sostener de los pasamanos cuando se disponía a bajar del camión, junto con su madre abuela.
Antes de llegar a la parada de Nogalar y Universidad la señora le pregunto al chofer sobre una facultad a lo que el chofer le indico que era en la siguiente parada. Ambos se disponían a bajar por la puerta de adelante cuando el chofer les aclaro que estaba prohibido bajarse por ahí.
Aventándose el morro la odisea de cruzar todo el camión, vi de nuevo esa inocencia agobiante en aquel joven apunto de inscribirse supongo en la universidad.
Si así entran en la universidad espero y confió en la institución no tanto que lo prepare como debe de ser, ya que el morro se ve que estudia de a madre, sino que le dé a entender que en esta vida se pelea cada día estando despierto, no estando idiota de por vida.